Viernes Santo: ¿Qué pasó el Viernes Santo?

Después de ser azotado, escupido y avergonzado, Jesús emprende su viaje hacia la cruz, guiado por los soldados romanos. Como era costumbre de todos los condenados a morir crucificados, cada cual debía llevar su propia cruz hasta llegar a "la calavera" (Gólgota), pero uno de los soldados obligó a Simón de Cirene a ayudar a Jesús a cargar su cruz.

Los soldados clavaron a Jesús en la cruz, ambos brazos extendidos y clavos en cada manos y uno en los pies, e hicieron un sorteo para elegir quién se quedarīa con su ropa. Sobre su cabeza colocaron un letrero que decía " Este es Jesús el rey de los judíos". Jesus fue crucificado junto a dos bandidos, uno a cada lado. La gente que pasaba por allí no se cansaba de insultar a Jesús y de burlarse porque El no "podia" salvarse a si mismo.

Jesús estaba clavado en aquella cruz sufriendo y tomando el lugar que nos pertenecía a todos por haber pecado y separarnos del Padre. Desde el medio día hasta las tres de la tarde, el cielo se oscureció, fue entonces que Jesús grito a gran voz, "Elí, Elí ¿lemá sabactani?" que significa: Dios mio, Dios mio, ¿Por qué me has abandonado?. Jesús expiró y en aquel momento la cortina del templo se partió en dos, de arriba hacia abajo, la tierra tembló! El hijo de Dios había dejado esta tierra, y en ese momento muchos de los que le acusaron y deseaban su muerte, pudieron ver quién Él era en realidad.

Un hombre llamado José de Arimatea, quien era miembro de la Junta Suprema y no estuvo de acuerdo con la crucifixión de Jesús, pidió el Cuerpo de Jesús a Pilato. José bajo el cuerpo de la cruz, lo envolvió en una tela fina y lo puso en una tumba hecha de una gran roca. Como era viernes, todos los judíos se preparaban para comenzar el día de descanso. Las mujeres que le seguían acompañaron a José a enterrar el cuerpo, y fueron a casa a preparar perfumes para ponérselos al cuerpo de Jesús, pero no pudieron regresar por que debían descansar el sábado.

Este es un día de reflexión en el que, mas allá de liturgias, se debe reflexionar sobre el recorrido de Jesus hacia la cruz. Reflexionar en como el se despojo de si mismo y eligió seguir la voluntad del Padre y someterse a ella. Meditar sobre el peso de la cruz en sus hombros, no solo el peso del objeto como tal, sino el peso de los insultos, las burlas, los golpes, y principalmente el peso del pecado del mundo sobre sus hombros.

Es un día para agradecer el amor inmerecido que Dios nos da, al regalarnos su salvación por medio de este gran acto de amor sellado con la sangre de Jesús.