Bienvenido al Vigésimo y penúltimo Día de esta Audioguía.

Ayer estuvimos hablando sobre la importancia de tener un Lugar Secreto en el que podamos encontrarnos a diario con Dios de una manera más profunda, y dedicar un tiempo de calidad para estar con Él, llenarnos de Su Palabra, abrirle nuestro corazón, escuchar Su voz, escribir lo que recibimos de Él, y proclamar Sus promesas sobre nuestras vidas.

Compartí contigo cómo suele ser mi Lugar Secreto, y te di consejos prácticos sobre cómo puedes crear tú también el tuyo. Ese tiempo es tremendamente importante, y marca la diferencia en nuestras vidas. De hecho, Jesús mismo se pasaba a veces la noche entera orando, teniendo momentos a solas con el Padre, para poder estar así preparado para todas las cosas que tenía que hacer.

De hecho, ese no es, por así decirlo, nuestro “momento diario” de oración. En absoluto: eso no es más que el principio, lo que nos permite empezar nuestros días llenos de Su Presencia. Esto tiene un propósito esencial: estar preparados para poder ser guiados por Él, para hacer todo lo que el Espíritu Santo nos llame a hacer durante ese jornada.

Sí, tienes una misión de parte de Dios, y para poder cumplirla plenamente necesitas esa sensibilidad a Su voz, ese fuego, ese poder que viene de Su Presencia, para poder así ser guiado por Él. Es por eso que hoy vamos a hablar del Poder de ser Guiado por el Espíritu.

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