Espíritu Santo

El Espíritu Santo es Dios. Es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que está compuesta por Dios Padre, Hijo Jesús y Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la actividad de Dios presente entre nosotros. Cuando percibimos la guía de Dios, el reto de Dios o el apoyo o consuelo de Dios, decimos que eso es obra del Espíritu Santo. En hebreo, las palabras para Espíritu, viento y aliento son casi la misma.

El Espíritu Santo se compara con varias cosas. En los textos originales de la Biblia, la palabra hebrea antigua Ruach se utiliza a menudo para identificar al Espíritu Santo. Significa a la vez «espíritu» y «viento». El viento es, por tanto, una buena comparación para explicar el Espíritu Santo.

No se puede ver, tocar o atrapar el viento. No tienes control sobre él y no puedes poseerlo. Lo mismo ocurre con el Espíritu Santo. Sin embargo, puedes experimentar la presencia de ambos. No por verlos, sino porque puedes ver lo que hacen. Percibes la presencia del viento, por ejemplo, porque los árboles se mueven o porque las nubes se mueven. Otra descripción del Espíritu Santo es «Dios en acción». Los cristianos suelen referirse a las acciones que Dios realiza en esta tierra como el Espíritu Santo o «la obra del Espíritu Santo».

Aunque se le llama Espíritu Santo, las Escrituras dejan claro que es una persona única dentro de la Trinidad. Al Espíritu Santo se le atribuyen a menudo características que se darían a una persona, como ser llamado «Ayudante» o «Consolador». No solo eso, sino que es igual a Dios Padre y al Hijo, y comparte la plenitud de sus atributos divinos. Único, pero existiendo en perfecta unidad, siendo tres en uno.

Leemos sobre Dios desde el principio de la Biblia. Leemos pistas sobre Jesús en el Antiguo Testamento y llegamos a conocerlo mejor en el Nuevo Testamento. Ahora la pregunta es, ¿en qué parte de la Biblia leemos sobre el Espíritu Santo?

La respuesta es inmediata: en el segundo versículo del primer capítulo del Génesis, el primer libro de la Biblia. Al principio, después de presentar a Dios como creador, leemos sobre el Espíritu Santo. Aquí se hace referencia a él como «el Espíritu de Dios» que se cierne sobre el agua. Además, el Espíritu Santo aparece muchas veces en el Antiguo Testamento y aún más en el Nuevo Testamento.

Hay muchas personas que reciben el espíritu santo en la Biblia. También en el Antiguo Testamento. Dos ejemplos son Bezalel y Sansón.

Bezalel fue un diseñador elegido por Dios para realizar el diseño artístico de la Tienda de Reunión. Esta tienda estaba situada en el campamento de los israelitas y simbolizaba la presencia de Dios. Dios dice que ha llenado a Bezaleel con Su Espíritu. El Espíritu puede así darle sabiduría, entendimiento y conocimiento para hacer este trabajo perfectamente.

Sansón era otro hombre a quien Dios había dado un propósito especial. La Biblia dice que fue bendecido por Dios y que el Espíritu de Dios lo inspiró.

Cuando las personas deciden seguir a Jesús, a menudo se sienten culpables por el estilo de vida que han llevado o por el daño que han hecho a los demás o a sí mismos. Dios puede ayudarte a través de su Espíritu Santo a alejarte de malos rasgos o acciones

La Biblia habla del bautismo: cuando sales del agua, comienzas tu nueva vida. Cualquiera que haga esto recibe el Espíritu Santo. Dios mismo te guía en tu corazón y en tu mente para que hagas lo correcto.

¿Has recibido al Espíritu Santo y ahora quieres experimentarlo más en tu vida? El Espíritu Santo no entra a la fuerza en tu vida, tienes que darle espacio. Por eso, lo más importante es rezar. Pídele que entre en tu vida y actúe en ti y a través de ti. Pídele ayuda, sabiduría, paz y plenitud. Él siempre aceptará tu invitación, te des cuenta o no. En algunas personas se producen grandes cambios repentinos. Otras no ven lo que hizo el Espíritu hasta que recuerdan ciertos períodos de su vida después de mucho tiempo.

Vivir con el Espíritu Santo no significa estar cómodo. El Espíritu Santo vivirá en tu corazón y limpiará su casa de desorden y oscuridad. Si le invitas a hacerlo, sanará viejas heridas y mejorará las cosas.

El Espíritu Santo no está ahí para hacer la vida fácil. Su trabajo no es eliminar todos los obstáculos para que no tengas que esforzarte nunca más. De hecho, vivir con el Espíritu Santo a veces puede resultar incómodo. El Espíritu reta a las personas a ser mejores.

Además de tener la Biblia como manual para mejorar tu vida, el Espíritu Santo construye tu carácter de maneras específicas. Te ayuda a crecer. ¿Quieres crecer y parecerte más a Dios? Descubra más sobre los dones del espíritu santo.