Amigo/a, 🙌🏻 Yo he rogado por ti…
Si hay una cosa por la que Pedro es bien conocido en las Escrituras es por su carácter impulsivo, y quizá incluso por actuar antes de pensar bien en las consecuencias.
Uno de los pasajes más claros acerca de esto es cuando Jesús anunció a Sus discípulos que esa misma noche le iban a prender, y que iba a ser colgado en la cruz.
Pedro, con su mejor intención, y seguro que con toda sinceridad, respondió a Jesús diciéndole: “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mateo 26:33). De hecho, le dijo de nuevo al Señor unos instantes más tarde: “Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré” (v.35).
¿Te ha ocurrido alguna vez a ti también, Amigo/a, que has hecho promesas a Dios y has asegurado que harías o que no harías algo, y al final fracasaste estrepitosamente?
Creo que a veces nos falta sabiduría en nuestro caminar, y es por eso que tenemos que aprender a escuchar lo que Dios nos quiere decir y movernos acorde a Su voz, para evitar caer en errores o en contradicciones que luego nos dejen destrozados.
Pedro no tuvo la sabiduría de escuchar lo que Jesús le estaba diciendo, y acabó llorando amargamente cuando hizo aquello que aseguró que no haría: negar a Jesús.
Quizá tú también lloras amargamente o te sientes afectado cuando piensas en momentos en los que has fallado a Dios, y en los que no has tenido la sabiduría de escucharle.
Pero en este día quiero que puedas levantarte con fuerza y con un gozo renovado, porque este mismo mensaje que Jesús le dio a Pedro es el que te da hoy a ti: “pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos…” (Mateo 26:32)
Él quiere levantarte en la fe hoy, porque Él es el autor y el consumador de la fe (Hebreos 12:2), y es el que te rellena para que puedas sentirte lleno de fe por lo que Dios va a hacer en tu vida. Él no está enfadado contigo: Él te ama tanto, y busca tu plena restauración, para que también luego puedas traer esa restauración a los que te rodean.