🤜🤛 ¡Ya no tienes que luchar solo!

Muchas veces, cuando enfrentamos peligros o situaciones que nos superan, nuestro corazón se llena de angustia. Sentimos el peso de la incertidumbre, y la soledad parece envolverlo todo.
Pero el salmista David nos recuerda está verdad: “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.” (Salmo 34:7 RVR1960)
¡Qué imagen tan poderosa! No se trata de un consuelo simbólico, sino de una realidad espiritual activa. Hay un cerco de protección divina a tu alrededor, como un escudo que no puedes ver, pero que está trabajando constantemente a tu favor.
Te voy a dar un ejemplo: imagina que tienes que cruzar una selva llena de peligros. ¿Te atreverías a hacerlo solo/a? Probablemente no. Pero, ¿y si te dijeran que un grupo de soldados de élite te acompañará, rodeándote, vigilando cada paso, protegiéndote en todo momento? La sensación cambia, ¿verdad? La diferencia no está en el terreno, sino en quién va contigo.
Así funciona Su presencia.
No implica que nunca haya dificultades, pero sí que Dios está presente en medio de ellas para cuidar y salvar. Recuerda, el ángel de Dios acampa a tu alrededor. Y ese campamento no es temporal, es su forma de decirte: “Estoy aquí, y no me voy.”
Amigo/a, cuando vives en relación con Dios, aprendes a descansar en su cuidado, comienzas a entender que no necesitas enfrentarlo todo con tus propias fuerzas. Estás rodeado. Estás cubierto. Estás defendido.
Oremos: “Señor, gracias por rodearme con tu protección. Aun cuando no lo sienta o no lo vea, ayúdame a confiar en que Tú estás aquí. Que no viva desde el miedo, sino desde la certeza de que soy tu hijo amado. En tu nombre Jesús. Amén.”

