Amigo/a, 🙌🏻 ¡Ven a los brazos del Padre!
Llegamos al final de esta serie y de esta semana especial sobre cómo escuchar la Voz de Dios, y me gustaría hacerlo hablando sobre nuestra visión de Dios.
La forma en la que nos imaginamos a Dios, y las cosas que decidimos creer en nuestro corazón acerca de Él, van a determinar nuestro nivel de revelación con Él, así como nuestra capacidad para poder escucharle.
En el día 12 de la Audioguía, David Thèry y yo ponemos este ejemplo:
- Si te imaginas a Dios con los brazos cruzados, pasivo y frío, es probable que subconscientemente pienses que Él es insensible a tus dificultades. Estos pensamientos, a su vez, provocan una falta de deseo en ti de acercarte a Él, o el enojo por esta supuesta falta de atención por Su parte.
- Si te imaginas a Dios sentado en un trono inaccesible, entonces es posible que hayas llegado a la conclusión de que ni siquiera te conoce, y que es imposible tener intimidad verdadera con Él. Puede que entonces busques llamar Su atención con largas oraciones, o con actuaciones religiosas.
- Si tu padre terrenal te abandonó, puedes sentir miedo de apegarte a Dios, por miedo de que Él también te pueda abandonar en algún momento.
- Si tus padres fueron demasiado exigentes, estaban llenos de crítica, o no te mostraban afecto, tu corazón probablemente no querrá escuchar lo que Dios desea decirte por miedo a ser herido/a.
Todos estos conceptos erróneos de Dios pueden convertirse en bloqueos o limitaciones para escuchar Su voz.
Es por eso que Jesús vino, para revelarnos quién es realmente en Padre, y para que pudiésemos acercarnos a Él y experimentar Su amor verdadero. Como dice en Su Palabra: “Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento” (Santiago 1:17, NTV). **¡Él es realmente bueno, y no hay nada oscuro, extraño o malo en Él
Amigo/a, ¡déjate abrazar por el Padre en este día! Dios realmente te ama, y quiere tener una relación profunda contigo.
Te quiero animar a podamos terminar esta serie haciendo esta oración que aparece también como conclusión del día 12 de la Audioguía:
“Padre, gracias por amarme. Hoy elijo renunciar a la mentiras de que eres distante, frío, indiferente, pasivo, exigente, crítico, o de que estás demasiado ocupado. Perdono a mis padres por no representarte correctamente. Acepto con alegría la verdad de que eres bueno, cálido, afectuoso, atento, cercano, lleno de bondad y misericordia, y de que quieres estar en comunión conmigo. Gracias, Padre, porque soy Tu hijo/a amado/a. Acudo a Tus brazos y recibo Tu amor”
Que el Señor te bendiga grandemente