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Fecha de publicación 6 de jul. de 2025

🤐 Una vida que habla sin palabras

Fecha de publicación 6 de jul. de 2025

Amigo/a, hemos llegado al final de esta poderosa serie y para terminar quiero preguntarte: ¿Cómo se vería tu vida si alguien tomara una foto de cada momento de tu día? No solo durante el servicio de tu iglesia, o cuando estás leyendo tu Biblia, sino en medio del tráfico, en tu casa, en el trabajo, durante esas conversaciones que te desesperan y que te impacientan.

La última característica de una vida rendida es esta: Una vida rendida vive de manera digna del evangelio.

Pablo dice en Filipenses 1:27; “compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo”  en otras palabras, vivan como si el evangelio fuera realmente la verdad, como que lo que decimos creer es la realidad que rige nuestra vida.

La realidad es que vivimos en medio de una sociedad que está cansada de la religiosidad sin coherencia. Cansada de palabras sin amor, de cristianos que no reflejan a Cristo. Pero cuando tú y yo vivimos rendidos, cuando nuestras acciones reflejan lo que decimos creer, algo cambia.

Amigo/a, quiero invitarte a reflexionar sobre esto: ¿Y si nuestra manera de vivir fuera el único sermón que alguien escuchara esta semana?

Porque cuando nuestra vida refleja la luz de Cristo, cuando nuestra vida es nuestro mayor evangelismo, cuando vivimos una vida que ama, que sirve, que perdona, que brilla… Esta es una vida que habla sin palabras. Así podemos convertirnos en agentes de transformación que tienen un impacto en su entorno y así podemos transformar el mundo una persona a la vez, una familia a la vez, un vecindario a la vez. ¡Y es que tú y yo podemos ser portadores del evangelio, de las mejores noticias que hay!

Dios mismo se hizo hombre en la persona de Jesús. Vivió entre nosotros, enseñó con verdad, amó con compasión, y nos mostró cómo se ve una vida rendida a Dios. Pero no solo vino a dar ejemplo, vino a entregar su vida. 

Jesús murió en la cruz en nuestro lugar, para perdonarnos, sanarnos, y restaurarnos. 

A través de su sacrificio, nos dio una nueva identidad como hijos de Dios y un propósito eterno. Y todo esto lo hizo por amor, por gracia, no porque lo mereciéramos o porque pudiésemos ganarlo, sino porque así es su corazón. Esa es la buena noticia del evangelio: Jesús lo dio todo para que tú y yo pudiésemos vivir para Él. Hoy pregúntate: ¿Los demás pueden ver a Cristo en la manera en que trato a mi familia, a mis vecinos, a los que no piensan como yo? No se trata de perfección, sino de rendición. De decidir cada día vivir de una manera digna del evangelio que hemos recibido por gracia.

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Eleazar Diaz
Author

Pastor principal de una iglesia y director de un programa de discipulado y misiones en Guadalajara, México. Mi pasión es que cada persona pueda tener una relación intima y apasionada con Dios.