Amigo/a, 🙌🏻 Un sacrificio de amor
A la hora de crecer y de conseguir cosas, hay una cosa que está directamente ligada a la disciplina, y es el sacrificio. No es una palabra muy atractiva, pero todo lo que realmente merece la pena suele conllevar un cierto grado de sacrificio.
Los deportistas que veíamos en el mensaje de ayer, por ejemplo, no dejan de sacrificarse con el objetivo de conseguir alcanzar los juegos olímpicos. De igual manera, cuando queremos seguir al Señor y hacer Su voluntad, eso muchas veces implica renunciar a cosas que nos apetecen, y estar dispuestos a dar pasos fuera de nuestra zona de confort.
Así lo expresaba el apóstol Pablo: "Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre" (1 Corintios 9:26–27). ¡Wow, fíjate en los términos que emplea!
- Golpeo mi cuerpo.
- Lo pongo en servidumbre.
Hay una intencionalidad muy clara en Pablo de anteponer los planes de Dios a los suyos propios, aunque ello pueda conllevar un precio elevado. ¡Ese es el tipo de mentalidad que nos hace brillar y que nos lleva a convertirnos en auténticos seguidores de Jesús, que para nosotros el primero siempre es El!
Cuando amas a Dios y estás dispuesto a seguirle en todo, en ocasiones vas a tener que sacrificar cosas por Él: esfuerzo, trabajo, tiempo libre, horas de sueño, dinero, amistades… ¡Pero merece tanto la pena! Es de hecho un privilegio que será recordado por la eternidad: cada sacrificio que hicimos por puro amor a Dios, y a nuestros hermanos.
Amigo/a, ¡que tu vida entera sea un sacrificio de olor fragante delante de Dios! Pasa unos minutos en oración pensando en posibles áreas en las que has preferido no hacer ciertas cosas que sentías que Dios te llamaba a hacer, solo por no querer sufrir o pasar incomodidad. Pídele perdón al Señor, y pídele la sabiduría y la resolución para poder empezar a hacer aquello que Él te llama a hacer. ¡Esa decisión bendecirá tanto tu vida!
Brilla con la luz de Jesús,