🎁 ¡Un regalo que cambia todo!
Recuerdo con cuánto entusiasmo mis hijos esperaban la llegada de la Navidad cuando eran pequeños. Me preguntaban una y otra vez: "Mami, ¿cuánto falta para la Navidad?" La emoción brillaba en sus ojos. Como a todos los niños, les encantaba recibir regalos, especialmente aquellos que habían pedido con tanta ilusión y esperado durante tanto tiempo.
Así es, Amigo/a. La Navidad es una época de dar y recibir regalos, pero hoy quiero invitarte a reflexionar sobre el regalo más grande que jamás se haya dado: Jesús. En su infinito amor, Dios entregó a su único hijo para salvarnos, transformarnos y ofrecernos el regalo de la vida eterna.
Jesús es el regalo perfecto: eterno, inmutable y rebosante de amor. A través de Él, recibimos perdón, gracia, paz y esperanza. No hay nada que podamos hacer para ganarlo; es un regalo divino, dado por pura gracia, porque Dios nos ama con un amor infinito y profundo.
Su palabra dice en Juan 3:16 (RVR1960): “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¡Qué maravilloso es el amor de Dios por nosotros!
Sin duda, la verdadera esencia de la Navidad no está en lo que compramos, sino en lo que compartimos. Así como Dios nos dio el regalo más grande, tú también puedes reflejar su amor al dar regalos que trascienden lo temporal y llegan al corazón.
Hoy, Amigo/a, te animo a pensar en los regalos que puedes ofrecer. Más allá de los objetos materiales, hay obsequios con un valor eterno: un perdón pendiente, una palabra de ánimo para quien la necesita, un gesto de gracia hacia quien ha fallado, o algo tan simple pero significativo como tu tiempo.
Oremos juntos: Señor, gracias por el regalo perfecto de Jesús, por tu amor inmutable que me transforma y me da vida eterna. Ayúdame a reflejar tu amor esta Navidad, dando regalos que verdaderamente honran tu nombre. Amén.
