🪞 Un reflejo del corazón

Bienvenido/a al segundo día de esta serie. Hoy navegaremos en un área de nuestro interior que merece máxima atención y cuidado. ¿Estás listo/a?
¿Sabes? Las áreas verdes de nuestro Centro de Discipulado son clave para la misión y visión que tenemos. Los encargados de ese departamento siempre tienen mucho trabajo que hacer para el correcto mantenimiento y funcionamiento del Centro. Repito, una parte fundamental son las áreas verdes.
Todos debemos colaborar, así que una de las cosas que nos toca hacer 24/7 es quitar la maleza. A veces, pareciera que es un trabajo que nunca termina, pero si queremos que el pasto y el jardín se vean hermosos, no podemos dejar de hacer esta tarea.
¿Sabías que la forma correcta de quitar la maleza es siempre arrancarla desde la raíz? Si no se hace así, solo continuará saliendo una y otra vez. Bueno, con nuestra forma de hablar ciertamente es igual, Amigo/a.
¿Alguna vez has dicho algo y luego pensaste: “Wow, ¿de dónde salió eso?”?
Bueno, la Palabra de Dios tiene la respuesta para nosotros. Jesús dijo en una ocasión: “de lo que abunda en el corazón habla la boca…” (Lucas 6:45, NVI).
Amigo/a, nuestras palabras no son accidentales. Son un reflejo de lo que llevamos dentro.Si lo que decimos está lleno de enojo, crítica o amargura, es una señal de que hay algo que necesita sanidad en nuestro interior.
Por eso, así como el cuidado de un jardín, si quieres que tus palabras sean de bendición y edificación, si quieres que tus palabras de vida, es necesario que hagas un diagnóstico de cómo está tu corazón. Incluso pedir a Dios que te muestre si hay alguna raíz de amargura, de rencor, de enojo que no has procesado y si descubres que hay malezas en tu corazón, entonces tráelo delante de Dios en oración y confesión.
Es como dice Santiago: “con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así” (Santiago 3:9-11, NVI)
Mi amigo/a, esto no debe ser así. Dice Santiago: Tu lengua es el espejo de tu alma. Por eso hoy quiero invitarte a hacer una radiografía de tu corazón. ¿Qué es lo que abunda en tu corazón? ¿Encuentras algo de maleza que debe ser quitada?
Permite que Dios traiga sanidad a tu vida hoy.
Oremos: “Dios, examina mi corazón y límpiame de todo lo que no te agrada. Lléname de tu amor, tu compasión y tu gracia, que mis palabras reflejen un corazón transformado por ti. Amén.”

