🧱 Un ladrillo más
Amigo/a, ¿alguna vez has tenido el deseo de ser parte de algo más grande que tu? ¿Has querido ser parte de algo importante, de algo trascendente?
¿Sabías que parte de las bendiciones en las regiones celestiales de las que hemos estado hablando es precisamente esto? Cada uno de nosotros que hemos recibido el regalo, la gracia mediante la fe en Jesús de ser salvos, fuimos sellados con el Espíritu Santo y pasamos a ser templo del Espíritu.
¿Qué significa que el Espíritu del Dios viviente vive en nosotros? ¡Esto es algo completamente fuera de lo que mi mente humana alcanza a comprender! Solo puedo maravillarme al saber que Dios mismo vive en mí y en ti. Dios mismo se ha convertido en mi conciencia, en mi guía, en mi maestro, como dice en Isaías 30:21, en esa voz que dice a mi espaldas “este es el camino síguelo”.
Efesios 2:21-22 nos dice que la maravillosa obra de Dios en nosotros no termina ahí: “En él (Cristo) todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada (casa) de Dios por su Espíritu.”
Cristo es nuestra paz, y Él está reconciliando al mundo con Dios, pero también está haciendo un solo pueblo de todos aquellos que le entregan su vida. En el Antiguo Testamento constantemente vemos el anhelo de Dios de hacerse de un pueblo, una nación santa, un tesoro. Y es la imagen que vemos en Apocalipsis, como al final de los tiempos, estará su pueblo, y él será su Dios y habitará entre su pueblo.
Esta es una imagen de intimidad, de familia y de unidad. Dios está construyendo este pueblo, como si construyera un edificio, donde cada creyente, que pertenece a Jesus es parte de este edificio, un ladrillo más podríamos decir. Y este edificio, nos dice Efesios, es la casa de Dios.
Amigo/a, ¿no te parece una hermosa imagen? ¿No es hermoso pensar que eres parte de algo mucho más grande? Saber que Dios habita en nosotros ya es algo maravilloso, ¡pero la bendición no termina ahí! También en Cristo pasamos a ser parte del edificio que él está construyendo con todo su pueblo, o sea en ti y en mi Dios está construyendo un hogar.
Hoy me gustaría invitarte a reflexionar en esta verdad, y reconocer cada día, que tu vida y tu testimonio importa, tu eres importante, ¡eres parte de algo maravilloso que Dios está construyendo! ¿Por qué no tomas un tiempo para agradecer a Dios por esto?