🛣️ Un camino hacia la esperanza
La noche era fría y silenciosa, pero algo en el cielo capturó por completo la atención de los sabios. Una estrella, distinta a todas las demás, brillaba con una luz que parecía susurrar un mensaje: "Síganme, hay un Rey que deben conocer". Con el corazón lleno de emoción y una fe inquebrantable, emprendieron un largo viaje, guiados por aquella luz.
Esta estrella no era simplemente un fenómeno astronómico; era una guía divina, un faro que los conducía al Salvador del mundo. Cada paso que daban y cada noche que alzaban la vista al cielo les recordaban que seguían algo mucho más grande que ellos mismos: la promesa de un Rey que traería salvación.
“¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle” (Mateo 2:2, RVR1960).
La esperanza que representaba aquella estrella no se limitaba a los sabios, sino que era un mensaje para toda la humanidad. Apuntaba a un Rey que cambiaría el curso de la historia. Hoy, esa misma esperanza sigue viva en Cristo, quien nos llama a reflejar su luz en un mundo que tanto lo necesita.
Así como la estrella guió a los sabios al lugar donde estaba Jesús, tú también puedes ser una luz en medio de la oscuridad, llevando esperanza a quienes te rodean. Jesús nos llama a ser "la luz del mundo" (Mateo 5:14), iluminando con tu testimonio el camino hacia Él.
Amigo/a, el mundo aún necesita esa estrella que lo guíe: personas dispuestas a reflejar la luz de Jesús con sus palabras, acciones y amor. Y tú puedes ser esa luz que señale a otros el camino hacia la verdadera esperanza.
Entonces, te pregunto: ¿qué estás haciendo hoy para reflejar la luz de Jesús?
Oremos: “Señor, ayúdame a ser una luz que refleje tu amor y gracia, e ilumine el camino para quienes necesitan esperanza. En tu nombre, Jesús. Amén”.