Amigo/a, 👑 Un asiento al lado de Jesús
Intro · Bienvenida · Milagro · Reflexión · Alabanza · Oración
Llegamos hoy al último día de esta serie sobre avanzar, y no volver atrás. ¡Deseo que hayas sido inspirado a lo largo de estos días, y que muchas ideas se hayan quedado en tu corazón!
Ayer veíamos cómo Jesús sufrió la cruz, y cómo tú tuviste mucho que ver en ello. Vamos a retomar el versículo de ayer, y a completarlo con el final de este pasaje: "el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios" (Hebreos 12:2).
El gozo de saber cómo Su sacrificio te salvaría a ti y a millones de personas, dio fuerzas a Jesús para sufrir la cruz, y todo lo que iba a ocurrir en ella a nivel espiritual.
De hecho, la cruz estaba reservada a los criminales y ladrones, a lo más bajo de la sociedad, y era una vergüenza y maldición ser colgado en ella... pero a Jesús no le importó ser contado como uno de ellos.
Él soportó las burlas, los escupitajos, los latigazos, la desnudez, los puñetazos, las espinas, los clavos, los desafíos, y la peor muerte conocida en aquél entonces... y lo hizo por ti.
Jesús tomó la copa entera (Mateo 26:39) y pagó el precio completo, porque sabía que eso nos abriría las puertas del Cielo.
Le restó importancia al hecho de sufrir todo lo que te dije antes: de hecho, Él menospreció el oprobio, la vergüenza pública de pasar por todo ello. ¡Jesús estaba demasiado ocupado salvándonos como para pensar en Su propia dignidad, o en Su apariencia!
Todo ello le llevó inevitablemente a obtener la mayor victoria de todos los tiempos, y a sentarse a la diestra del trono de Dios. ¡Él es tan Digno de estar ahí, y de ser adorado por la eternidad!
Y por Su misericordia, nosotros estamos también sentados en el espíritu a Su lado en los lugares Celestiales (Efesios 2:6).
Por tanto, si Él menospreció Sus sufrimientos por salvarnos, ¿cómo no estaremos nosotros dispuestos a sufrir lo que haga falta y a menospreciar los oprobios de los demás por Él?
Amigo/a, es tiempo de ser más determinados que nunca en nuestra relación con Dios, y en lo que Él nos llama a hacer. Nada le detuvo a Él para darlo todo en la cruz, ¡y nada nos detendrá a nosotros tampoco para servirle!
Me gustaría profundizar más sobre este pensamiento contigo, y orar juntos en el vídeo de hoy. Te invito a que te unas a mí en este enlace.