🙌🏻 Tus errores no cancelan las promesas de Dios

Como te había dicho en otro momento, una de las cosas que me encanta de la historia de Abraham, es que es un hombre de luces y sombras.
Me encanta que la Biblia no esconde sus errores, no esconde sus fallas, y esto lo hace más real, más humano y es fácil que tú y yo nos identifiquemos con él.
Abraham tuvo miedo, fue mentiroso, dudó, fue cobarde, prácticamente cometió adulterio, y sin embargo en ningún momento Dios lo rechazó o lo abandonó.
¿Sabes? Muchas veces el enemigo, el pecado y nuestro propio sentimiento de remordimiento, nos hacen pensar que estamos muy lejos de la gracia de Dios, que no merecemos su amor y perdón.
Recuerdo hace unos años, evangelizando casa por casa, me encontré con un hombre que al compartirle sobre el amor de Dios, me dijo: “yo no creo eso”, y al querer compartir más, de repente me dijo: “yo no creo que Dios pueda amarme o perdonarme porque yo maté a alguien”. Sin importar lo que le dijera, este hombre estaba completamente cerrado a creer que Dios podía perdonarlo.
Amigo/a, ¿hay algo en tu vida, que creas que puede separarte del amor de Dios, de su perdón o de sus promesas?
Déjame decirte que la Biblia es clara cuando dice que no hay nada que podamos hacer que nos separe del amor de Dios, mira como lo dice la Biblia:
“Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios.” Romanos 8:38 (NTV).
Abraham experimentó esto, en ningún momento sus errores cancelaron las promesas de Dios para su vida. Aunque definitivamente, como a Abraham nos toca vivir con las consecuencias de nuestros errores, esto no significa que nos separen de Dios, Jesús ya pagó por todos nuestros errores para permitirnos ser como Abraham: amigos de Dios.
Por eso, Amigo/a, déjame decírtelo fuerte y claro; tus caídas no definen tu historia, Dios es fiel incluso cuando tú no lo eres. Por eso si te identificas con esto, recibe hoy el perdón de Dios y levántate. ¡Él aún te quiere usar!
Oremos juntos: Dios, la realidad es que nosotros fallamos mucho, pero confiamos en ti que nunca fallas, y que no nos abandonas a pesar de nuestros errores. Gracias Señor por ser fiel aun cuando yo no lo soy, y por favor ayúdame cada día a ser más como tú. Amén.

