Amigo/a, triple efecto
Uno de los ejemplos más claros de la Biblia acerca de los efectos de la queja en nuestras vidas lo podemos ver en la historia del pueblo de Israel, cuando Dios les sacó de Egipto.
Dios había hecho señales y milagros increíbles a través de Moisés, a tal punto que habían conseguido lo impensable: su libertad de manos de Faraón. Dios les protegió, enviando una columna de fuego, y abrió el Mar Rojo delante de ellos. Él hizo brotar aguas de la roca para darles de beber, ¡y cada día les hacía llover maná del Cielo!
Pero a pesar de todos los milagros que habían visto, el pueblo de Israel parecía que no llegaba a creer que Dios estaba realmente con ellos. En lugar de confiar en Él, dice la Biblia que no paraban de quejarse contra Dios y contra Moisés, hasta el punto de que el Señor dijo: “¿Hasta cuándo esta gente me seguirá menospreciando? ¿Hasta cuándo se negarán a creer en mí, a pesar de todas las maravillas que he hecho entre ellos?” (Números 14:11, NVI).
La queja tiene un triple efecto en nuestras vidas:
- Nos ciega, poniendo dudas e impidiéndonos ver las cosas con claridad
- Entristece al Espíritu Santo, ya que Dios se siente menospreciado a través de nuestras quejas
- Y, además, nos impide experimentar las promesas de Dios para nuestra vida, como le sucedió a los hijos de Israel.
Amigo/a, ¡decide hoy echar fuera toda queja de tu vida! No dejes que esa actitud siga destrozando los planes que Dios tiene para ti. Es más, te animo a que busques cualquier rastro de queja en tus conversaciones y en tus pensamientos durante los próximos días.
Si no encuentras nada, ¡perfecto! Y si identificas actitudes de queja en algún momento, pídele perdón al Señor por ello, y proponte de todo corazón ir cambiando eso poco a poco. ¡Sí, vas a ser totalmente libre de la queja! =)
