Amigo/a, 👞 Traza una línea en el suelo…
Una de las claves más fuertes para resistir las tentaciones es el temor de Dios.
Sé que muchos piensan que no tienen fuerza de voluntad, pero eso no es cierto, y me gustaría poner un ejemplo para demostrarlo. Si tienes algún tipo de pecado que no has terminado de vencer totalmente, piensa en él por un momento.
Ahora imagina que un médico te acaba de decir que la próxima vez que cometas ese pecado, morirás. Es un motivo médico, y no es una probabilidad: el médico, tras examinarte, te ha garantizado que ocurrirá, porque tu cuerpo está afectado seriamente.
La próxima vez que se presente esa tentación, ¿crees que caerías en ella, aun sabiendo que eso sería tu muerte instantánea? Estoy seguro de que, en ese momento, tus posibles deseos o pasiones pasarían a un segundo plano, y que no lo harías. Si realmente crees a ese médico, si realmente confías en su veredicto, jamás volverías a cometer ese pecado, por mucho que te apeteciese. ¡Enhorabuena, acabas de comprobar que tienes fuerza de voluntad! =)
A veces no pensamos que los pecados tienen consecuencias inmediatas, pero sí que lo tienen. De hecho, la Biblia dice que “la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23). Es fácil dejarse llevar y cometer un pecado cuando no entendemos las consecuencias que tiene, o estas parecen muy abstractas. Sí, nos da pena caer, y no querríamos hacerlo, pero al poner en la balanza el placer momentáneo del pecado o esa culpabilidad, nuestra carne puede seguir escogiendo caer.
Eso era lo que me pasaba a mí. Me daba cuenta de que esos pecados me afectaban, y de verdad que no quería hacerlos, pero vivía en esa burbuja de deseos y condenación… hasta que un día el Señor realmente me hizo ver que no podía seguir así. Vi que era mucho mejor tener una relación con Dios profunda y estar fuerte y bien, que tener esos momentos de “placer” seguidos de condenación, acusación y fracaso. Pero sobre todo, entendí que no podía seguir jugando con Dios ni con el pecado.
Ese temor de ofender a Dios me llevó a trazar una línea en el suelo, y a decir “¡Hasta aquí, nunca más!”. Tomé la decisión de no ceder más: de hecho, es ahí cuando descubrí el poder de apartarse de las tentaciones. ¡Fue una combinación gloriosa! Desde entonces, he experimentado una victoria constante contra esos pecados, ¡y no pienso volver atrás!
Amigo/a, traza hoy una línea. Decide de todo corazón no volver a jugar con Dios en el tema del pecado, y usa tu decisión para apartarte de toda forma de tentación. ¡Una vida nueva llena de victoria en Cristo te está esperando!