Amigo/a, tienes un testimonio precioso
Una de las herramientas más poderosas que tenemos para impactar al mundo es nuestro testimonio. Me refiero, obviamente, a nuestros testimonio de fe, a lo que Dios ha obrado en nuestras vidas por medio de Jesús.
En Apocalipsis, cuando se habla acerca de la guerra en el Cielo y de la victoria que tenemos sobre el enemigo, dice: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Apocalipsis 12:11). ¡Nuestro testimonio es una de las 3 grandes armas que tenemos para obtener la victoria!
Tu testimonio es algo que nadie podrá jamás quitarte. Aunque algunas personas con las que te encuentres puedan quizá ponerlo en duda, y otras puedan acusarte de mentir, nadie mejor que tú sabe lo que Dios ha hecho realmente en tu vida, el cambio que has experimentado en tu corazón, lo que has “visto y oído”, como decía el apóstol Juan (1 Juan 1:1).
Tu testimonio es un fuerte ancla al que puedes agarrarte por medio de la fe cuando el enemigo quiera atacarte. Pero más allá de eso, el testimonio de lo que Dios ha hecho en tu vida tiene un poder inmenso para impactar y transformar también a otras personas.
Es la invitación por excelencia, porque al compartir con los demás lo que Dios ha hecho en tu vida, les estás dando lo más valioso que tienes, que es tu historia personal. Y, a través de ella, les estás invitando a tener un encuentro personal con Aquél que ha transformado tu vida, y que quiere transformar también la suya.
Amigo/a, ¡tu testimonio tiene un poder inmenso para impactar el mundo! Pídele al Señor que te dé sabiduría para aprovechar cada oportunidad que se te presente, y compártelo con los demás sin miedo: creo de todo corazón que, a su debido tiempo, producirá un fruto precioso en sus vidas.
¡Eres una bendición para muchos!