Amigo/a, 🚦 ¿Tienes luz verde?
Intro · Bienvenida · Milagro · Reflexión · Alabanza · Oración
La paz es como un semáforo espiritual.
¿No te ha pasado alguna vez que querías hacer algo, pero por algún motivo no has sentido paz en tu corazón?
Tu mente dice “sí”, tus sentimientos dicen “sí”, pero, de alguna manera, hay algo que parece que no termina de cuadrar. Quizá en más de una ocasión hayas, de hecho, empleado esta expresión: “no siento paz en mi corazón para hacer esto”.
A mí me ha pasado esto miles de veces, pero quizá una de las más claras fue precisamente cuando conocí a la que hoy es mi esposa, Belinda.
Nos conocimos de forma “casual” (ya sabes, las “casualidades” de Dios =) , y poco a poco empezó a surgir una relación especial entre nosotros.
Sin embargo, había demasiadas cosas en contra, empezando por el hecho de que vivíamos en continentes diferentes, a más de 8.000 kilómetros (5.000 millas) de distancia.
Recuerdo una noche en la que estuve orando muy intensamente por este tema. “Señor, ¿es ella la chica que has preparado para mí? ¿Tenemos que empezar una relación?”.
Realmente no quería dar un paso en falso. Tras más de una hora orando y abriendo mi corazón ante Dios, sentí una paz extraordinaria en mi corazón. ¡Era una paz tan sobrenatural, tan llena de gozo!
Sabía que tenía luz verde y que estaba en las manos del Señor, y así fue: unos días más tarde empezamos nuestra relación.
A pesar de todos los desafíos que hemos tenido a lo largo de estos años, hemos sentido siempre esa paz y esa bendición de Dios en cada detalle. ¡Es tan precioso!
Esto es lo que dice la Biblia: “Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura” (Salmo 85:8).
Amigo/a, Dios te habla a través de la paz. Cuando tu corazón se dispone a escuchar a Dios, Él te habla y te da claridad sobre los pasos que debes dar, mostrándote qué cosas no son Suyas, y dándote paz en aquello que sí proviene de Él. ¿Acaso no es maravilloso?
Te invito a que pases hoy un tiempo escuchando la voz de Dios. ¡Déjale que Él hable paz a tu corazón, y que te muestre cuál es el siguiente paso que tienes que dar!