Amigo/a, tenemos un problema...
¿Cómo reaccionas cuando los problemas vienen a tu vida? ¿Qué es la primera cosa que haces cuando te acecha la angustia?
A lo largo de los años, mi forma de reaccionar ante los problemas ha ido cambiando. Cuando era más joven, tendía a enfadarme, a tratar de buscar inmediatamente soluciones, o a preocuparme. El estrés era esencialmente el que dirigía mis acciones.
Ahora, sin embargo, la primera cosa que hago es clamar en mi corazón. Puedo notar internamente el peso de la angustia en mi ser, pero no dejo que eso se quede ahí: me pongo a orar de lo más profundo, e internamente empiezo a pedir sabiduría al Señor. “Señor, ¿qué quieres que haga en esta situación? ¿Cuál es Tu voluntad? Ayúdame a ver esto con Tus ojos”.
En la medida en la que clamo al Señor por ayuda y por sabiduría, poco a poco voy recuperando la visión y la paz. Nuevas ideas vienen a mi mente, y ese problema que parecía tan grande empieza a perder importancia, hasta desaparecer. Unos minutos más tarde, estoy de nuevo renovado, lleno de gozo en el Señor, y con la certeza de que saldré adelante de esa situación.
El Rey David experimentó esto en muchas ocasiones. En uno de sus Salmos dice: “En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos… Él me sacó de las muchas aguas, me libró de mi poderoso enemigo” (Salmo 18:6,16,17). ¡Sí, Amigo/a, cuando clamas a Dios en medio de tu angustia, Él te libra de tus enemigos!
Entrégale hoy todas tus problemas al Señor, y deja que tu clamor se convierta en oraciones de gratitud y alabanza.