🤝🏻 Te sostendré siempre

¿Recuerdas cuando eras pequeño y tus padres te levantaban en brazos después de una caída? Tal vez no lo tengas muy presente, pero seguramente ocurrió muchas veces. A veces bastaba una caricia o un abrazo para que el dolor se desvaneciera y el mundo volviera a estar en orden.
Hoy, las caídas son distintas: preocupaciones, cargas, pérdidas, cansancio... Y, en ocasiones, parece que no hay brazos fuertes que nos sostengan.
Pero escucha esta promesa maravillosa de Dios para ti: "Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré." (Isaías 46:4, RVR1960)
¡Qué palabras tan poderosas y reconfortantes!
- Dios te creó.
- Dios te lleva en sus brazos.
- Dios te sostiene cuando estás débil.
- Dios te cuida todos los días de tu vida.
Amigo/a, Él sigue siendo tu sostén fiel. Sus brazos no se cansan, su amor no envejece, su fuerza nunca disminuye.
Cuando vienes ante la presencia de Dios y derramas tu corazón delante de Él, las cargas se disipan, el gozo llena tu ser y su amor te envuelve e inunda tu corazón.
¡No permitas que la angustia permanezca en tu vida ni un minuto más!
Quiero invitarte a cerrar tus ojos y recordar que todavía hay unos brazos eternos abiertos para ti. Y esos brazos… nunca te fallarán.
¿Qué te parece si le pides a Dios que te ayude a enfocarte en Él, en lugar de en los problemas? Haz una lista de tus mayores preocupaciones hoy, y reflexiona sobre qué acciones prácticas podrías tomar para empezar a cambiarlas por pensamientos de paz y de confianza en su cuidado.
¡Disfruta su cuidado perfecto hoy!

