Amigo/a, 🙌🏻 ¡Sus mandamientos son Vida para ti!
Seguimos avanzando en el texto de la semana, y nos preparamos cada vez más para esa parte que habla acerca de la Fe que vence al mundo.
De hecho, el siguiente versículo dice: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3)
Dice el antiguo refrán español que “hechos son amores, y no buenas razones”. En el Reino de los Cielos, tal y como expresa el pasaje que estamos analizando hoy, los frutos testifican de la fe que hay en nuestra vida.
En este caso, el fruto del que habla este pasaje es la obediencia. Cuando amamos de verdad a Dios, haremos lo que sea para agradarle y obedecerle. ¡Esa obediencia es un fruto de nuestro amor auténtico por Él!
Lo contrario también es cierto: podemos decir cosas preciosas acerca de Dios, llorar en los momentos de alabanza, repartir folletos evangelísticos por la calle, leer la Biblia durante horas… pero si todo eso no está acompañado de una obediencia real a Dios, estaremos viviendo nuestra fe de una manera superficial, para dar una apariencia, quizá con el objetivo de sentirnos mejor y acallar la conciencia, pero no estaremos realmente amando a Dios.
La fe auténtica busca obedecer a Dios en todo, porque la fe verdadera nos lleva a amar a Dios. Y cuando por algún motivo fallamos a la hora de hacerlo, esa fe nos lleva a arrepentirnos de corazón, y a mejorar para no caer de nuevo en esos fallos, ni en desobediencia.
Amigo/a, ¡cuando obedeces a Dios, traes gozo a Su corazón! Y lo mejor de todo es que Sus mandamientos, aunque puedan ser en ocasiones un poco desafiantes para nuestra naturaleza humana, siempre traen bendición para nuestra vida, y para la vida de los demás.
¡Sigue adelante! Dios está contigo en este día,
