Amigo/a, 🍇 Su sangre te da Nueva Vida
Llegamos hoy al final de esta serie de mensajes, y vamos a hacerlo analizando el último “Yo soy” de Jesús: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador” (Juan 15:1)
Ese pasaje es uno de mis favoritos de la Biblia. ¡La profundidad de las palabras de Jesús es tan preciosa!
Me encanta la imagen de las viñas, y de los racimos cargados de fruto. Puedo, de hecho, imaginar un gran campo repleto de viñas en una cálida tarde de verano, con los reflejos del sol acariciando suavemente las vides.
Nuestras vidas tienen el propósito de dar fruto abundante, y para eso, al igual que le ocurre a los pámpanos en las viñas, lo único que tenemos que hacer es estar conectados a la vid, y dejarnos podar por el labrador.
No es algo complicado, pero sí exige ese deseo de estar agarrado a Jesús, y de hacer Su voluntad en cada cosa que Él nos diga.
Dios te llama a ser como esos racimos cargados de uvas, rebosantes de fruto y de vida. El fruto de la vid, por cierto, es el vino, el cual es el símbolo de la nueva vida que Jesús preparó para nosotros al derramar Su sangre en la cruz.
Amigo/a, Jesús derramó Su sangre en la cruz para darte una nueva vida. Y ahora que estás unido a la vid, te toca a ti también bendecir a los demás con los frutos de tu vida. ¡Es una oportunidad tan preciosa la que Dios nos da, de poder ser un milagro para los demás!
Que el gozo, la paz y la bendición de Dios sean contigo siempre, y que Su Presencia crezca cada vez más dentro de ti, para gloria de Su Nombre