• ES
    • AR Arabic
    • CS Czech
    • DE German
    • EN English
    • ES Spanish
    • HI Hindi
    • HI English (India)
    • ID Bahasa
    • IT Italian
    • MG Malagasy
    • NL Dutch
    • NL Flemish
    • NO Norwegian
    • PT Portuguese
    • SV Swedish
    • TA Tamil
    • TH Thai
    • TL Tagalog
    • TL Taglish
    • TR Turkish
Fecha de publicación 3 de may. de 2025

🕑 Sigue siendo el mismo

Fecha de publicación 3 de may. de 2025

A veces, el cuerpo habla lo que el alma ha callado por mucho tiempo. El dolor, la enfermedad, el cansancio extremo… todo eso puede hacernos sentir vulnerables, limitados, e incluso olvidados. Pero en medio de esa fragilidad, Dios nos recuerda que Él no se ha alejado. Su promesa sigue en pie: “Pero Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados." Isaías 53:5 (RVR1960). Él es nuestro sanador.

La sanidad física no llega siempre en la forma y tiempo en que lo esperamos. A veces es instantánea, otras veces se demora. Pero en ese proceso, algo hermoso ocurre: nuestro corazón se vuelve más sensible a la voz de Dios. Nos acercamos a Él, lo buscamos con más intención, y descubrimos una intimidad más profunda que quizás no hubiéramos experimentado de otra manera.

Amigo/a, te recuerdo que en cada paso, Dios está presente. Él no sólo tiene poder para sanar el cuerpo, sino que también quiere abrazar nuestra alma en el proceso. Jesús, en su paso por la tierra, sanó a muchos, pero nunca lo hizo de manera automática. Él se detenía, miraba a los ojos, preguntaba: “¿Qué quieres que haga por ti?” (Marcos 10:51). Porque más que un cuerpo sano, Él anhela una relación viva con nosotros.

Si estás enfrentando una enfermedad, o si alguien que amas está en esa batalla, no pierdas la esperanza. Ora, busca del Señor, clama y confía. El Dios que te creó también puede restaurarte. Él sigue siendo el mismo: sanador, compasivo, cercano.

Oremos Juntos: “Señor, te entrego mi cuerpo, con todo lo que duele, lo que no entiendo y lo que necesito sanar. Tú conoces cada célula, cada diagnóstico, cada temor. Declaro sanidad sobre mi cuerpo, y también tu paz mientras espero. Aumenta mi fe y hazme sentir tu abrazo hoy. En tu nombre Jesús. Amén”

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Lorena Fitzgerald
Author

Formo parte del Ministerio de la Mujer de mi iglesia y hago coaching con mujeres. Disfruto compartir y ayudar a otros en su viaje espiritual.