🛕 Salir de Egipto es fácil, lo difícil es sacar a Egipto de mí
Dios te bendiga, mi querido/a amigo/a. Qué bendición saludarte y compartir contigo esta nueva semana de devocionales.
Como te contaba hace unas semanas, estoy haciendo un plan de lectura de la Biblia completa. Ahora mismo estoy terminando el libro de Éxodo y quiero compartir contigo una reflexión que me impactó al leer sobre la salida del pueblo de Israel de Egipto. La primera idea que vino a mi corazón es esta: aunque fue difícil para Israel salir de Egipto, fue aún más difícil sacar a Egipto de sus corazones.
¿A qué me refiero?
Si lees Éxodo, verás la forma increíble en que Dios los liberó de la esclavitud, los milagros y maravillas que hizo, y cómo los cuidó y proveyó en todo momento. Lo lógico sería pensar que ese pueblo viviría confiando plenamente en el Dios que había hecho tanto por ellos. Pero, una y otra vez, se repite esta frase: “Mejor nos hubiéramos quedado en Egipto”.
Es como este video que uno de los jóvenes de mi iglesia me envió hace unos días. El video comienza con una cabra metiéndose a una chimenea encendida. Enseguida, el dueño viene y, con mucho esfuerzo, la saca de allí. Pero, en cuanto la suelta, la cabra se da la vuelta y vuelve a meterse en la chimenea.
La finalidad del video es hacerte reír, y los memes no tardaron en aparecer. El título decía algo así como: “Dios sacándonos de nuestro pecado”.
Y aunque al principio parece divertido, detrás hay una gran verdad muy profunda. A veces somos como esa cabra: Dios nos libra del fuego, pero insistimos en volver a lo mismo.
El pueblo de Israel clamó a Dios por liberación. Mira lo que dice la Palabra:“Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios” (Éxodo 2:23, NVI).
Amigo/a, ¿cuántas veces has clamado a Dios por libertad en un área de tu vida? ¿Cuántas veces has pedido ayuda desesperadamente y Dios ha respondido, ha obrado milagros y te ha sacado del hoyo o de la chimenea… solo para que después vuelvas a lo mismo?
La verdad es que Jesús ya compró nuestra libertad con su sacrificio. Él nos sacó del pozo oscuro, nos dio fuerzas para dejar el pecado, romper hábitos dañinos y tomar decisiones correctas. Pero muchas veces, con nuestras palabras o acciones, volvemos a ponernos las cadenas y decimos: “Mejor me hubiera quedado en Egipto”.
Salir de Egipto no fue tan complicado como sacar a Egipto del corazón de Israel. Y lo mismo pasa contigo y conmigo. Por eso, hoy te invito a clamar una vez más a Dios y a dar pasos firmes para sacar toda esclavitud de tu vida, confiando en esta promesa: “Si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Piensa en un área de tu vida donde vuelves a caer una y otra vez. Hoy te invito a ponerla en oración y pedirle a Jesús que te dé la fortaleza para no regresar al fuego del que ya te libró.