🤔 ¿Quién eres tú?
Imagina por un momento esta escena: siete hombres, llenos de confianza, se acercan a un hombre poseído por un espíritu maligno. Ellos no conocen realmente a Jesús, pero han oído hablar del poder de su nombre. Deciden usarlo como si fuera un truco mágico. “En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, te ordenamos que salgas”, dicen con autoridad fingida. Hechos 19:13 (NTV)
El ambiente se vuelve tenso. De repente, el hombre poseído los mira fijamente. Su voz cambia y resuena con un tono aterrador: “A Jesús lo conozco, y sé quién es Pablo, pero, ¿ustedes quiénes son?” Hechos 19:15 (NTV)
En un instante, el espíritu maligno desata su furia. El hombre poseído se lanza contra ellos con tal fuerza que los deja golpeados, rasgados y huyen, avergonzados y desnudos. Fue un espectáculo humillante, pero también una lección inolvidable para quienes presenciaron lo que pasó ese día en Éfeso.
Amigo/a, el nombre de Jesús no es un amuleto ni una palabra mágica. Es un nombre que lleva la autoridad de Dios mismo, dado a aquellos que han creído en Jesús y tienen una relación viva con Él.
Los demonios reconocen a Jesús porque saben que Él los venció en la cruz. También reconocen a aquellos que han nacido de nuevo, están llenos de su Espíritu y caminan en obediencia.
Hoy, pregúntate: ¿estás viviendo en el poder que surge de una relación auténtica con Jesús? Él te ha dado autoridad sobre el enemigo y tus circunstancias, pero esa autoridad sólo se manifiesta plenamente cuando caminas de la mano con Él.
Cuanto más profundo sea tu conocimiento de Jesús, más consciente serás del poder y la autoridad que tienes en Su nombre. Conocerlo no significa simplemente saber acerca de Él, sino vivir como Él.
Pídele al Señor que te revele, cada día, la profundidad de la autoridad que tienes en Él.
