Amigo/a, que no se te olvide...
¿Tienes buena memoria? En mi caso, depende de para qué. Generalmente suelo recordar con bastante detalle las situaciones y conversaciones del día a día, pero los nombres de las personas… ¡A veces necesito que me los repitan 10 veces hasta que por fin termino de aprenderlo! =)
El segundo versículo del salmo 103 dice: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2). Me cómo lo expresa este pasaje: no olvides NINGUNO de los beneficios, ninguna de las bendiciones que Dios te da.
¡Sí, el salmista estaba animando a su alma a recordar todas las cosas que Dios había hecho por él a lo largo de su vida, para así poder alabarle más profundamente! De hecho, no quería olvidarse ninguna.
Esta es una idea extraordinaria. Muchas veces centramos nuestra atención en los problemas que nos rodean, agobiándonos por ellos, cuando, en realidad, lo único que necesitamos es mirar todas las enormes bendiciones que Dios nos ha dado y que nos da a diario, para así animarnos y levantarnos con fuerzas renovadas.
Amigo/a, déjate abrazar por las bendiciones de Dios. Él te rodea con ellas a diario, y cuanto más seas capaz de identificarlas, mayor será la gratitud y el gozo que experimentarás en tu corazón.
Quiero proponerte, de hecho, una idea: empieza a escribir en un pequeño cuaderno o en una nota del teléfono todas aquellas bendiciones que recibes a diario de parte del Señor. Grandes cosas, pequeños detalles, … lo que sea: siempre que reconozcas una bendición que Dios te da, por pequeña que sea, escríbela rápidamente en tu cuaderno de gratitud, y dale gracias a Dios por ella. ¡Te aseguro que tu corazón se llenará de gozo y de alabanza a Dios sin que casi te des cuenta! =)