🤩 ¡Qué privilegio tienes!

La oración es el privilegio más hermoso que tenemos como hijos de Dios, pero a menudo surgen dudas: ¿Cómo debo orar? ¿Dios realmente responde? La verdad es que la oración no es algo complicado; es una conversación sincera y cercana con tu Padre celestial, quien te ama profundamente.
Dios no espera palabras perfectas ni un protocolo formal. Él simplemente desea un corazón sincero. Cuéntale todo lo que hay dentro de ti: tus alegrías, tus temores, tus luchas. No necesitas ocultar nada, porque Dios ya te conoce por completo. Él sabe tus circunstancias, tus deseos y tus debilidades mejor que tú mismo. A Dios no le sorprende nada de lo que ocurre en tu vida.
Mira lo que dice Hebreos 10:22: “Nos ha limpiado y liberado de toda culpa, y ahora nuestro cuerpo está lavado con agua pura. Entonces acerquémonos a Dios con un corazón sincero, seguros de la fe que tenemos."
Este versículo nos recuerda que, gracias al sacrificio de Jesús, hemos sido purificados. Esto nos da la confianza de acercarnos a Dios sin temor, sabiendo que somos recibidos con amor y gracia.
Amigo/a, Dios desea que te acerques a Él con humildad y un corazón dependiente. Cada vez que hablo con Él mi corazón se llena de su amor y esto me da libertad.
En su presencia, encuentro fuerza, dirección y paz. Aunque la respuesta no siempre sea inmediata o según mi expectativa, puedo confiar en que Él escucha y actúa a mi favor. Entonces, puedes confiar en que Él escucha.
Tómate un momento hoy para abrir tu corazón a Dios en oración. No te preocupes por las palabras; habla con Él como con tu mejor amigo. Confía en que Él escucha y está obrando a tu favor, incluso si aún no ves la respuesta.
Dios anhela escuchar cada palabra de tu corazón.

