🌾 ¿Qué estás sembrando?

¿Te has preguntado por qué a veces no logramos ver cambios o cosas buenas en nuestra vida, aun cuando oramos y lo anhelamos con todo el corazón?
Hubo un tiempo en el que me sentía frustrada. Quería ver paz en mi hogar, más gozo en mi día a día… pero todo parecía estancado.
Leyendo este versículo en Gálatas 6:7 (RVR1960) “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Me di cuenta que, aunque yo pedía buenos frutos, no estaba sembrando las semillas correctas.
De hecho con mis palabras sembraba quejas, impaciencia, críticas, y a veces incluso enojo. ¿Cómo podía esperar una cosecha de bendición si mis palabras estaban sembrando lo contrario?
Amigo/a, tus palabras también siembran.
Cada frase que dices, deja una semilla en tu entorno, en los demás… y sobre todo en tu corazón. Si sembramos desánimo, es probable que eso mismo cosecharemos. Por eso, cuando creemos, hablamos desde la convicción, no desde lo que vemos (2 Corintios 5:7).
Como hijos de Dios debemos sembrar vida, esperanza y fe, los frutos sin duda serán diferentes.
No se trata de “hablar positivo” por costumbre, sino de alinear tu corazón con las verdades de Dios.
Hoy te animo a examinar lo que estás sembrando. ¿Tus palabras potencian lo que Dios puso en ti o te limitan? ¿Estás hablando desde un corazón confiado en Dios o desde el temor y la queja?
¿Quieres orar conmigo?: “Señor Jesús, gracias por mostrarme que mis palabras también siembran. Te entrego mi corazón una vez más. Gracias por limpiarlo y llenarlo de Ti. Enséñame a hablar con sabiduría y verdad, y a sembrar lo que Tú quieres que crezca. En tu nombre Jesús. Amén.”

