🤗 ¡Puedes confiar!
Cuando me encontré abrumada por mis preocupaciones y desafíos, mi corazón se llenó de temor. Sin embargo, al recordar la bondad de Dios a lo largo de los años en mi vida, todo cambió. Empecé a reflexionar sobre todas las veces que me ha rescatado. Cuando enfermé, Él me sanó; cuando sentí que no podía más, Él me socorrió. Siempre ha estado ahí, listo para ayudarme. Estoy aprendiendo que Su bondad es mucho mejor de lo que jamás podría imaginar.
Amigo/a, Dios es nuestro Padre y podemos confiar plenamente en Él. Jesús nos dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Mateo 7:11 (RVR1960).
En otras palabras, tienes un Padre celestial que es infinitamente bueno y anhela darte lo mejor. Puedes acercarte, sabiendo que no es indiferente a lo que te sucede. Está atento, a tu voz, anhelando tener tu corazón. Desea darte todas las herramientas necesarias para afrontar cualquier situación que puedas estar atravesando.
Puedes confiar en que Él proveerá no solo lo que necesitas, sino también lo que es mejor para ti, en Su perfecto tiempo y manera.
Te pregunto, ¿estás listo para experimentar Su inmensa bondad?, te aliento a que abras tu corazón a tu Padre celestial y cuéntale todo lo que te está sucediendo. ¡Él te está escuchando atentamente! Listo para socorrerte.
Amigo/a, Dios no solo puede, sino que quiere hacer cosas grandes en tu vida.
Oremos: “Padre celestial, gracias por ser un Dios tan bondadoso. Me acerco a ti sabiendo que me escuchas y me amas. Anhelo experimentar tu bondad y ser transformado por tu amor. Gracias porque me das todo lo mejor y porque tus planes para mi vida son maravillosos. En tu nombre, Jesús. Amén.”