🏃 Preparándonos para entrenar

Hace unas semanas te contaba que el propósito de año nuevo más común es el de hacer ejercicio. Esta semana quiero compartir contigo un desafío aún más grande y edificante que el de hacer ejercicio. Mira lo que dice este pasaje de la biblia:
“Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera.” (1 Timoteo 4:8)
¡Esta semana quiero animarte y desafiarte a empezar un entrenamiento, una disciplina que tiene promesa y provecho tanto para esta vida como para la vida eterna!
Al igual que en cualquier entrenamiento, todo comienza con una preparación adecuada. En el ámbito espiritual, esto significa reconocer la importancia de entrenarnos en la piedad. La piedad no surge de manera automática; es fruto de la dedicación y la disciplina. Así como un atleta necesita un plan y un compromiso firme, nuestra vida espiritual demanda enfoque y esfuerzo constante.
Aunque la realidad es que pocos de nosotros percibimos la vida cristiana como algo que requiere práctica y entrenamiento. En su mayoría, tendemos a verla como una experiencia pasiva: asistimos el domingo, escuchamos la prédica o el sermón, cantamos dos o tres canciones y asumimos que, con eso, nuestra santidad crecerá de manera automática.
Hoy quiero decirte que pensar de esa manera es como creer que, por ver videos de ejercicio, vamos a desarrollar músculos. Mi amigo, mi amiga, tanto tú como yo necesitamos ser intencionales en nuestro entrenamiento para la piedad.
Hace unos meses, cuando comencé a asistir a crossfit, me di cuenta de que, si quería hacerlo bien, necesitaba ser intencional. Tenía que apartar tiempo para asistir, presentarme con constancia, llevar los materiales adecuados y entrenar varias veces por semana. En mi caso, algo que me ayudó mucho fue contar con un amigo que entrenaba conmigo; así podíamos animarnos mutuamente a no fallar.
Es impresionante cómo estas mismas prácticas pueden ayudarnos a entrenarnos en la piedad:
-
Apartar cada día un tiempo para estar con Dios nos ayudará a fortalecer nuestra relación con Él.
-
Contar con los materiales adecuados una Biblia, un diario, y un corazón dispuesto a orar y adorar hace toda la diferencia.
-
Perseverar es más fácil cuando lo hacemos en comunidad.
Amigo/a, ¿estás listo para comenzar tu entrenamiento en la piedad? Haz un compromiso hoy mismo de iniciar este camino, que tiene un valor mucho mayor que cualquier entrenamiento físico. Y aún mejor, ¿por qué no invitas a un amigo o amiga a unirse a ti en este desafío?

