🥇 Peleamos desde la victoria
Para terminar esta semana donde hemos estado hablando sobre como vencer la batalla de la mente, déjame compartir contigo una frase llena de esperanza: "¡La batalla es real, pero la victoria ya fue ganada!"
Cada día, tú y yo enfrentamos distintas batallas, y la mente es el campo donde se libran. Cada miedo, ansiedad, tentación, enojo o duda… todo comienza en la mente. Por eso, esta semana quise compartir contigo algunas herramientas prácticas que te ayuden en estas luchas.
Pero hay una verdad que nos da esperanza y fuerza: no peleamos por la victoria, peleamos desde la victoria. Y eso cambia completamente la postura de nuestra mente. No somos esclavos de nuestros pensamientos; en Cristo Jesús, somos libres para elegir pensar conforme a lo que Dios dice.
Es como esta frase de Martin Lutero que probablemente ya compartí contigo; “no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que hagan nido en ella” o sea que la gran mayoría de las veces no podemos evitar ciertos pensamientos, lo que sí podemos evitar es darles lugar en nuestra mente o permitir que esos pensamientos controlen nuestras acciones.
Amigo/a, tú y yo podemos decidir cuáles pensamientos se convierten en nuestras verdades y cuáles pensamientos dan forma a nuestro día a día. Por eso hoy quiero animarte a seguir el consejo de Pablo en Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”
Es de esta manera que nuestra mente y nuestra vida entera será poco a poco renovada y transformada. Y lo más lindo de esto es la promesa que viene en este versículo de Romanos 12:2: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta." Si alguna vez te has preguntado cuál es la voluntad de Dios para tu vida, este es el camino para descubrirlo.
¡Dios te ayude cada día a llevar todo pensamiento cautivo a Él y perseverar en esta renovación!
