• ES
    • AR Arabic
    • CS Czech
    • DE German
    • EN English
    • ES Spanish
    • FA Farsi
    • FR French
    • HI Hindi
    • HI English (India)
    • HU Hungarian
    • HY Armenian
    • ID Bahasa
    • IT Italian
    • JA Japanese
    • KO Korean
    • MG Malagasy
    • MM Burmese
    • NL Dutch
    • NL Flemish
    • NO Norwegian
    • PT Portuguese
    • RO Romanian
    • RU Russian
    • SV Swedish
    • TA Tamil
    • TH Thai
    • TL Tagalog
    • TL Taglish
    • TR Turkish
    • UK Ukrainian
    • UR Urdu
Fecha de publicación 8 de oct. de 2025

🧹 Pedir limpieza total

Fecha de publicación 8 de oct. de 2025

Este domingo pasado, después de mucho tiempo, no tenía ninguna responsabilidad en la iglesia que pastoreamos mi esposa y yo. Pensé que podría relajarme y disfrutar del servicio, pero mi esposa tenía otros planes: cuidar a nuestro hijo Thiago. 

El lugar donde nos reunimos tiene un gran espacio con pasto, especial para que los niños puedan disfrutar del lugar. Todo parecía ir bien, solo que ahora mismo es temporada de lluvias en Guadalajara, por lo que hay ciertos espacios que tienen mucho lodo.

Me descuide por un momentito y, al voltear de nuevo a ver a mi hijo lo encontré sucio, se había caído y estaba completamente cubierto de lodo. Thiago empezó a llorar y vino corriendo a mi para que me encargara de su lodo, gracias a Dios mi esposa había llevado otro cambio de ropa.

¿Sabes? Esta escena ilustra perfectamente lo que es el arrepentimiento.

Nosotros pensamos que todo es diversión con el pecado, hasta que nos damos cuenta de que ya estamos manchados de suciedad hasta el cuello, y ahí solo nos queda correr a los brazos de nuestro Padre celestial, para que se encargue de nuestra suciedad.

Esto es exactamente lo que hizo David, cuando de repente se dio cuenta de cuán profundamente sucio estaba delante de Dios por lo horrible de su pecado, corrió a Dios y le dijo estas palabras: “Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Devuélveme la alegría; deja que me goce ahora que me has quebrantado. No sigas mirando mis pecados; quita la mancha de mi culpa” (Salmo 51:7-9 NTV)

Hoy, Amigo/a, tú también puedes correr a Dios para ser limpiado de todo lo que te hace sentir sucio. No necesitas quedarte así. Así como mi esposa tenía ropa limpia para Thiago, Dios tiene un cambio perfecto para ti. La Biblia dice que puedes ser “revestido de Jesús”. No sigas caminando con esa suciedad encima. Corre a Él, recibe tu lugar como hijo una vez más, y clama como David que te devuelva el gozo.

No esperes más, hoy es el día de dejar atrás la suciedad y vestirte de alegría, paz y vida nueva en Jesús.

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Eleazar Diaz
Author

Pastor principal de una iglesia y director de un programa de discipulado y misiones en Guadalajara, México. Mi pasión es que cada persona pueda tener una relación intima y apasionada con Dios.