Amigo/a, ¿oyes las canciones de victoria?
Estoy seguro de que una de las cosas que más te gustaba hacer cuando eras pequeño/a era jugar al escondite. ¡A todos nos encantaba encontrar el mejor escondite posible!
Recuerdo, de hecho, las veces que jugué al escondite con mis amigos de la iglesia. Teníamos, de hecho, una versión que nos encantaba, llamada “tinieblas”, en la que el que pillaba tenía que hacerlo a oscuras, y el resto tenía que buscar colocarse en los lugares más enrevesados, tratando de pasar desapercibidos.
Cuando era difícil encontrar a los que faltaban por pillar, un truco para desvelar su posición era intentar llamarles a su teléfono, por si acaso se les había olvidado apagarlo. ¡Era tan gracioso escuchar de repente música y ver luz en medio de la oscuridad! A pesar de sus intentos por silenciarlo, ya era demasiado tarde: habían sido pillados =)
¡Qué tiempos aquellos en los que solíamos jugar y disfrutar de una vida sin demasiadas complicaciones! Todos necesitamos esos tiempos de refrigerio, de reír, de disfrutar, y de escapar por un momento de las dificultades de la vida.
El problema surge cuando buscamos esa escapatoria en las tinieblas. Nos vamos a los lugares más enrevesados, tratando de huir de los problemas, y tratamos de aparentar para que los demás no se den cuenta de dónde estamos realmente.
No, las tinieblas no son nunca un buen escondite. Pero mira lo que dice la Biblia acerca de Dios: “Pues tú eres mi escondite; me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de victoria" (Salmo 32:7, NTV).
Sí, Amigo/a, Dios es tu escondite perfecto. Es a Él a quien puedes correr cuando los problemas de la vida te agobian, y en quien puedes encontrar protección, gozo y victoria. En Su Presencia puedes encontrar ese refugio que tanto anhela tu alma tener, y disfrutarlo plenamente con los demás, sin tener que huir de nadie. ¡De hecho, Dios mismo te rodea con canciones de victoria!
Aprovecha para esconderte hoy en los brazos de amor del Padre.