Amigo/a, 😯 ¡Oh no, te lo has perdido!
¿Has perdido alguna vez un momento especial en tu vida? Yo desgraciadamente me he perdidos unos cuantos.
Recuerdo que hace unos años los jóvenes de la iglesia organizaron un retiro en una casa rural. Todos mis amigos se apuntaron, y empezaron a planificar el retiro; sin embargo, yo no me animé a ir. Tenía que terminar muchas cosas para la universidad, y además me surgieron un par de compromisos, por lo que al final preferí no ir. He de confesar que pensé que iba a ser un retiro normal y corriente, que no me iba a perder nada del otro mundo. ¡Pero sí, resultó ser el mejor retiro de la historia del grupo! Todos pasaron un tiempo extraordinario, y durante años siguieron contándome las historias que vivieron ahí. ¡No me podía creer que me lo hubiese perdido!
A veces nuestras expectativas no tienen nada que ver con la realidad, y esto se aplica también a la oración. Vemos los momentos de oración como algo cotidiano, rutinario, y no creemos que vayan a ser nada del otro mundo, ¡pero Dios quiere que nuestros momentos de oración sean increíbles!
El Señor le dijo al profeta Daniel: “Daniel, hombre muy amado, presta atención a las palabras que te hablaré” (Daniel 10:11, RVA). Y eso es lo que Él te dice a ti en este día: “Amigo/a, muy amado(a), presta atención a las palabras que te hablaré”. Amigo/a, Dios quiere hablarte. ¡Cuando hablas con Dios, Dios habla contigo! De hecho, Él nos habla mucho más de lo que nos damos cuenta.
Oremos juntos: “Señor, te pido que en este dia abras mis oídos para que pueda escuchar Tu voz. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
¡Prepárate a escucharle en este día, Amigo/a! Te llevo en mi corazón.