🙏🏻 Nuestra mayor esperanza
Uno de los eventos más impactantes en la vida y ministerio de Jesús, aparte de su muerte y resurrección, fue el milagro de la resurrección de Lázaro. Llama la atención, el hecho de que Jesús se enteró de que Lázaro estaba enfermo pero aun así se demoró mucho en ir a verle diciendo a sus discípulos estas palabras: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (Juan 11:4)
Cuando finalmente llegó, su amigo Lázaro ya había muerto, de hecho, llevaba muerto cuatro días. Sus hermanas María y Marta, de alguna manera pareciera que le reclaman a Jesús por no haber llegado a tiempo.
Antes de continuar con la historia, déjame hacerte esta pregunta: ¿te ha pasado algo así? ¿has atravesado momentos donde pareciera que Jesús ha tardado, que Él ha llegado tarde?
María y Marta nos dejan ver cómo se siente esto, le dicen a Jesús: ¡si tan solo hubieras estado aquí! Mi amigo, mi amiga, ¿en algún momento de tu vida has hecho esta misma pregunta en tu corazón: ¡si tan solo hubieras estado aquí!...
Yo creo que todos hemos pasado o pasaremos por un momento donde nos sentimos así, donde el reclamo que sale de nuestro corazón es: Jesús si tan solo hubieras estado aquí, no tendría que haber pasado por esto, o no me hubiera pasado esto o aquello, o tal persona que amo no hubiera pasado por eso.
Pero, la declaración de Jesús viene y como un rayo de luz y esperanza cambia nuestra narrativa, Jesús les dice a Marta y María; ¡Yo soy la resurrección y la vida!
Amigo/a, ¿sientes el poder que hay en esa frase?, ¿puedes sentir como desbarata cualquier argumento?
Acto seguido, todos los que estuvieron presentes, incluidas María y Marta, presenciaron uno de los más impactantes milagros de Jesús antes de su propia resurrección. La resurrección de Lázaro. Quizá tú y yo no podremos ver algo como eso, una resurrección tal cual. Pero en su declaración hay una esperanza que nunca termina, que Jesús es la vida, el autor de la vida, y en Él ¡la muerte no tiene la última palabra!
De hecho, la siguiente parte de su declaración solo lo reafirma con poder: “El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás” (Juan 11:25-26). Wow, esta es la esperanza que tú y yo tenemos en Jesús. Así que déjame terminar con las palabras con las que Jesús termina su declaración:
¿Crees esto?
