✨ Nuestra esperanza en la tentación

Tú y yo tenemos un Dios que no cambia, que es el mismo ayer, hoy y por la eternidad. Su misericordia es nueva cada día, y es fiel y justo para perdonarnos si confesamos nuestros pecados. Más allá de esto, Dios se sacrificó para darnos la posibilidad de decir no a la tentación. Este es el mensaje de esperanza que Santiago quiere darnos:
Mis queridos hermanos, no se engañen. Toda buena dádiva y toda perfecta bendición descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y quien no cambia ni se mueve como las sombras. Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros frutos de su creación. Santiago 1:16-18
Dios nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, que es Jesús. Él nos da la posibilidad de decir no, al nacer de nuevo y tener una nueva naturaleza. La Biblia dice que Jesús fue tentado en todo, pero sin pecado, para mostrarnos cómo enfrentar la tentación y el pecado. De esto vamos a estar hablando los siguientes días.
Es con nuestra relación con Dios y su Espíritu Santo que podemos vencer y decir “no” a la tentación, cortando el ciclo antes de que el pecado se haya concebido. Esto nos lleva de vuelta a la historia de los lobos: lo que hace la diferencia es cuál lobo estás alimentando.
Permíteme contarte una situación en mi vida donde experimenté esta lucha claramente: A pesar de haber entregado mi vida a Jesús a los 15 años, la verdad es que por mucho tiempo no tuve una relación personal con Dios. Mi fe era prestada, influenciada por el testimonio de mis padres. Por no tener una convicción propia, luché con adicción a la pornografía durante gran parte de mi adolescencia y juventud.
Aunque sabía que estaba mal y me sentía terrible, no podía parar porque constantemente alimentaba al lobo equivocado, fortaleciendo mi naturaleza pecaminosa. No fue sino hasta que empecé a tener una relación real con Dios, buscándolo en oración y pasando tiempo en su palabra, que vi un cambio. Confesé mi lucha a un mentor cristiano y pedí ayuda, comenzando a alimentar al lobo correcto.
Solo entonces pude ver que tenía la fuerza para decir no a la tentación. Hoy estoy libre de esta adicción. La tentación sigue siendo real, pero sé que, para ganar esta lucha, debo seguir alimentando al lobo correcto cada día, dejando que el otro se debilite por falta de alimento.
Amigo/a, hoy quiero invitarte a reflexionar sobre tu lucha con la tentación ¿Cuánto estás alimentando ese deseo que te puede llevar a pecar? ¿Cuánto estás alimentando tu relación con Dios y tu mente con la Palabra de verdad?
Jesús ya hizo la parte difícil por ti y por mí, toma la decisión hoy, aliméntate con su palabra para que cuando vengan las tentaciones puedas resistir.

