Amigo/a, 😮 ¡No te olvides de tu pastor!
Ya casi hemos llegado al final de esta serie sobre el capítulo 4 de Filipenses.
El versículo de hoy dice: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Filipenses 4:9)
El apóstol Pablo escribe estas palabras desde la prisión de Roma, siendo la epístola a los Filipenses una de las últimas que escribió antes de ser ejecutado.
Tras años y años sirviendo a Dios en su misión apostólica de levantar y consolidar iglesias en las regiones del norte del Mar Mediterráneo, y tras vivir todo tipo de situaciones por causa del Evangelio (como las que describe en 2 Corintios 11:21–33), Pablo está cerca de la meta cuando escribe las palabras del versículo de hoy.
Como alguien que lo dio todo por Jesús y que se había curtido en mil batallas a lo largo de sus aproximadamente 30 años de ministerio, siendo consciente de que su momento de partir estaba cada vez más cerca, no tenía tiempo para andarse con rodeos.
Es en ese contexto que está en disposición de decir a sus amados hermanos de la iglesia de Filipos algo como: “Todas las cosas que habéis aprendido de mí, todas aquellas enseñanzas y consejos que compartí con vosotros, cada una de las conversaciones que tuvimos e incluso todas las cosas que me visteis hacer, todo ello, hacedlo también vosotros. Sed diligentes para llevar a cabo todas las cosas que aprendisteis y recibisteis de mí, y os puedo asegurar sin lugar a dudas que el mismo Dios de paz que ha estado fielmente a mi lado durante todos estos años, estará también con vosotros” (versión parafraseada de Filipenses 4:9)
¡Wow! es un mensaje directo, pero lleno de sabiduría, que se resume en su famosa frase “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1)
La Biblia nos dice: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” (Hebreos 13:7).
Es probable que tu pastor o la persona bajo cuya autoridad te encuentras no tenga el mismo recorrido glorioso del apóstol Pablo, pero aún así la Biblia nos anima a honrarles, a agradecerles su trabajo, y a analizar los resultados y frutos de su vida para así imitar su fe.
Amigo/a, ¡no olvides honrar y aprender todo lo que puedas de las personas que están a tu cargo en el ministerio! Sin duda, serás grandemente edificado por ello, y te preparará para las cosas que Dios te está llamando a hacer, en la paz y bendición del Señor.