🏃🏻♀️ ¡No te detengas!
¿Has escuchado hablar de Lionel Messi? El jugador argentino que ha logrado tantos premios a lo largo de su carrera. Sin embargo, durante años, hubo un sueño que se le escapaba: ganar un Mundial.
Hubo momentos en los que quiso renunciar. Dijo que no valía la pena seguir. Lloró frente a periodistas que lo criticaban. Pero nunca se detuvo.Tenía un objetivo claro, y una decisión firme en su corazón: levantarse una y otra vez, más fuerte, con los ojos puestos en la meta.
Amigo/a, ¿cuál es esa promesa que Dios te dio? Tal vez, es algo que esperás para tu familia, tu salud, tu propósito. Perseverar es seguir caminando, aún cuando estés agotado, cuando todo parezca en contra o las esperanzas se están apagando.
A lo largo de la Biblia vemos personas que se sintieron así, pero eso no lo detuvo para alcanzar lo que Dios les había prometido: Ana, David, Jeremías… incluso Jesús.
Sentirse así no es señal de debilidad; es parte del proceso. Lo importante es que no te detengas allí. Sigue sembrando, sigue creyendo, sigue avanzando.
Su Palabra dice: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán” (Salmo 126:5).
Cada lágrima y cada oración hecha en fe es una semilla que Dios recoge con amor. Y aunque todavía hoy, no veas fruto, la promesa es clara: vas a cosechar con gozo.
Amigo/a, si hoy sientes que estás perdiendo la fe en eso que Dios te prometió, recuerda esto: no estás solo. Dios está contigo y tu perseverancia no es en vano.
