🤭 ¡No te avergüences!
Como veíamos ayer, ser valiente implica romper con nuestros miedos y salir de nuestra zona de comodidad para compartir de Jesús con aquellos que todavía no lo conocen.
Cuando estaba en la universidad, muchas veces sentía vergüenza de hablar de mi fe. Mis compañeros sabían que iba a la iglesia, pero nunca me animaba a contarles lo que Jesús había hecho en mi vida. Tenía miedo de que se burlaran o me rechazaran.
¿Te ha sucedido algo así? Un día, mientras regresaba a casa, sentí en mi corazón un impulso muy fuerte de orar por una compañera que estaba atravesando un momento difícil. Al principio dudé, pero recordé este versículo: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16).
Me animé, con nervios, a contarle cómo Jesús me había sostenido en mis propias luchas y le pregunté si podía orar por ella. Para mi sorpresa, no se burló ni me rechazó; al contrario, me escuchó con atención y me dijo: “Nunca nadie me había hablado de esto, justo lo necesitaba”.
Ese día comprendí que compartir acerca de Jesús no es cuestión de tener un discurso perfecto, sino de hablar desde el corazón, confiando en que el poder está en el Evangelio, no en mis palabras.
Quizás hoy también sientas temor de compartir tu fe, pero quiero animarte: ¡no estás solo! El mismo Dios que te salvó es quien te da valentía para hablar.
Cuando compartes lo que Él hizo en tu vida, siembras semillas que pueden transformar eternamente el corazón de alguien.
Amigo/a, no te avergüences del Evangelio. Da ese paso, habla del amor de Jesús, porque nunca sabes a quién puedes estar acercando a la salvación.
El Evangelio tiene poder… y tú eres el mensajero que alguien está esperando.