Amigo/a, 💰 No pierdas tu recompensa
Intro · Bienvenida · Milagro · Reflexión · Oración · Alabanza
Hace unos días hablamos acerca de la autenticidad y del carácter que se desarrollan en nosotros cuando pasamos tiempo en el Lugar Secreto con Dios.
¡Es algo tan especial priorizar nuestro tiempo con Él y estar a solas en Su Presencia!
Hay, sin embargo, una tendencia en nosotros como seres humanos a convertir lo que hacemos en méritos personales, y a tratar de conseguir el favor de Dios o de los hombres a través de esas acciones.
En el famoso capítulo de Isaías 58, Dios dice que el ayuno que estaban llevando a cabo los israelitas no era agradable a Él, debido a la postura de corazón que tenían.
De hecho, fíjate en la reacción del pueblo de Israel, que se quejaba diciendo a Dios: "¿Por qué ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido?" (Isaías 58:3).
Otra actitud totalmente diferente pero igualmente errónea era la de los fariseos de los tiempos de Jesús.
Jesús habla de esto también en el contexto del ayuno, diciendo: "Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa..." (Mateo 6:16)
Ellos cumplían sus ayunos, solo para proyectar una apariencia delante de los demás, y ganarse su respeto y admiración.
Sin embargo, piensa conmigo: ¿Cómo debería ser la actitud de alguien sincero que busca auténticamente a Dios?
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De seguro, no buscaría usar sus oraciones o ayunos como una moneda de cambio para coaccionar a Dios a hacer algo.
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Y tampoco haría teatro ni soltaría en sus conversaciones lo que está haciendo, para mostrar sus bondades ante los demás.
Por el contrario, sería una actitud de humildad, de gratitud continua a Dios, de buscar crecer, y de hacerlo en secreto de todo corazón para Dios... ¡Esa actitud es tan agradable a Dios, y atrae tantas bendiciones a nuestra vida!
Amigo/a, ¡no pierdas las recompensas que Dios quiere darte!
Que todo lo que hagas sea una consecuencia de tu amor, confianza y hambre y sed por Dios, en total humildad y pasión por Él.
¡Eres precioso/a para Dios!