Amigo/a, no importa lo que digan...
¿Te consideras una persona amable? La amabilidad es una cualidad que no abunda demasiado en el mundo, sobre todo esa amabilidad genuina que es acogedora, sincera y llena de amor.
Hay una forma de evaluar tu nivel de amabilidad. Estoy convencido de que, de manera natural, tiendes a ser más o menos amable con las personas que son amables contigo, pero ¿cómo reaccionas con aquellos que te responden mal, o que tienen actitudes incluso irrespetuosas?
El apóstol Pablo le dijo a su joven discípulo Timoteo: “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos…” (2 Timoteo 2:24). A su discípulo Tito le animó a que enseñase a los cristianos a “ser amables y mostrar verdadera humildad en el trato con todos” (Tito 3:2, NTV).
Fíjate cómo, en ambos casos, Pablo se centra en lo importante que es ser amable con TODOS. ¿Incluidos aquellos que nos responden mal, que nos subestiman, o que son incluso directamente maleducados? Especialmente con ellos. Si tienen esas actitudes es porque están heridos, están envenenados por las mentiras del enemigo y por sus complejos. Lo que menos necesitan es que les ataquemos y les devolvamos mal por mal.
Jesús dice: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44). Cuando caminamos en este espíritu, ¡es tan liberador! El amor es la mayor arma que nos ha sido dada por Dios, y cuando lo mostramos de una forma práctica, ese amor actúa de una manera increíble en la vida de los que nos rodean, y de nosotros mismos.
Amigo/a, ¡sé amable con todos! A pesar de lo que digan o hagan, proponte siempre bendecir a cada persona, y mostrarles esa amabilidad genuina.
Dios quiere usarte para crear una diferencia allí donde estás