• ES
    • AR Arabic
    • CS Czech
    • DE German
    • EN English
    • ES Spanish
    • FA Farsi
    • FR French
    • HI Hindi
    • HI English (India)
    • HU Hungarian
    • HY Armenian
    • ID Bahasa
    • IT Italian
    • JA Japanese
    • KO Korean
    • MG Malagasy
    • MM Burmese
    • NL Dutch
    • NL Flemish
    • NO Norwegian
    • PT Portuguese
    • RO Romanian
    • RU Russian
    • SV Swedish
    • TA Tamil
    • TH Thai
    • TL Tagalog
    • TL Taglish
    • TR Turkish
    • UK Ukrainian
    • UR Urdu
Fecha de publicación 9 de dic. de 2025

📝 No es una sugerencia

Fecha de publicación 9 de dic. de 2025

¿Te acuerdas del primer examen que tuviste que rendir en la universidad?

Los días previos estaba llena de nervios, repasando una y otra vez mis apuntes y preguntándome si realmente estaría preparada. Cuando llegó el momento, sentí que el corazón me latía más fuerte de lo normal. No había escapatoria: debía entrar al aula, sentarme y enfrentar el desafío.

Ese día aprendí algo importante: la valentía no significa no tener miedo, sino decidir dar el paso aunque el miedo esté presente. Porque si no entraba al examen, nunca iba a avanzar en mi carrera.

Jesús nos dejó un mandamiento parecido: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…” (Mateo 28:19).Este llamado requiere valentía y coraje, porque muchas veces nos da temor hablar de nuestra fe, compartir el Evangelio o tomar decisiones firmes como seguidores de Cristo. Pero, al igual que aquel examen, si no damos el paso, no avanzamos en la misión que Él nos encomendó.

Amigo/a, recuerda que Él te prometió estar contigo siempre con Su Espíritu. Cada vez que compartes lo que Jesús hizo en tu vida, cada vez que eliges obedecer Su Palabra a pesar del miedo, estás honrando el llamado más grande que alguien puede recibir.

¿Cómo cambiaría tu vida si dieras un paso más de valentía al hablar del amor de Jesús?Compartir lo que Él hizo en ti no solo bendice a quienes escuchan, también fortalece tu fe y te recuerda la maravilla de seguir a un Salvador tan real y cercano. Te animo: da ese paso y confía. ¡Él está contigo mientras haces discípulos!

Déjame orar por ti: “Señor Jesús, gracias por dar a Amigo/a un espíritu de poder y un corazón valiente. Que Su vida sea luz donde haya oscuridad y esperanza donde reine el temor. Y que juntos podamos cumplir Tu mandamiento de hacer discípulos. Amén.”

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Lorena Fitzgerald
Author

Formo parte del Ministerio de la Mujer de mi iglesia y hago coaching con mujeres. Disfruto compartir y ayudar a otros en su viaje espiritual.