😮💨 ¡No es nada fácil!
¿Alguna vez te has detenido a reflexionar sobre todas las bendiciones que Dios ha puesto en tu vida? El simple hecho de despertar esta mañana y comenzar tu rutina ya es un regalo en sí mismo.
La gratitud no es algo que deba aparecer solo cuando todo va bien. De hecho, los momentos en los que más necesitamos practicarla son precisamente aquellos en los que la vida se pone difícil. Imagina que se te descompone el auto en un día importante o llegas tarde a una reunión porque el tráfico estaba peor de lo habitual. Puede ser muy frustrante, ¡créeme, te entiendo perfectamente! No es nada fácil.
Pero, ¿te has preguntado cómo sería vivir en una gratitud constante? Cuando empecé a practicar la gratitud, sin importar cómo transcurría mi día, la negatividad, el estrés y el mal humor que muchas veces se apoderan de nosotros sin que nos demos cuenta comenzaron a desvanecerse. Como resultado, mis días mejoraron. Quizás las circunstancias no cambiaron, pero sí cambió la actitud de mi corazón, y eso se convirtió en una bendición, no solo para mí, sino también para quienes me rodean.
El mal humor, la queja y el estrés pueden ser muy contagiosos, pero la gratitud lo es aún más. Aunque es difícil romper con estos hábitos, no es imposible. Esto es lo que la palabra nos dice: "También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios, para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesiten. Mi deseo es que estén llenos de alegría y den siempre gracias al Padre." Colosenses 1:11-12 (NTV)
Amigo/a, Pablo nos enseña y alienta que debemos dar gracias al Padre en todo momento y en toda circunstancia. no solo a veces, sino siempre.
Por eso, te animo hoy a dejar de lado toda queja y amargura. Fortalécete en su gracia y llena tu corazón de gratitud.
¡Dios que te ama profundamente siempre estará a tu lado!