🛣️ No es el final del camino

Hay momentos en la vida en los que el dolor parece abrumador y las pruebas, insoportables. Nos preguntamos: ¿Por qué, Señor? ¿Para qué sirve tanto sufrimiento? Amigo/a, las dificultades no son el final del camino, sino el proceso por el cual Dios fortalece nuestra fe y nos llena de esperanza.
La Palabra de Dios nos ofrece una perspectiva completamente diferente: "Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza. Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado." – Romanos 5:3-5
Las pruebas producen paciencia, enseñándonos a depender de Dios en cada momento. Esta dependencia no solo nos acerca más a Él, sino que también nos transforma: nos da carácter, nos refina y nos fortalece.
Con una fe probada, aprendemos a confiar más profundamente en Dios, a vivir con la certeza de su amor constante, y nuestra esperanza se convierte en un ancla que no decepciona, porque está cimentada en su amor eterno.
Si hoy estás atravesando una prueba, no la veas como una señal de abandono, sino como una oportunidad para crecer. Dios está usando ese momento para forjar en ti un espíritu firme, una fe inquebrantable y una esperanza que nunca será avergonzada.
Ora conmigo: “Señor Jesús deja que tu gracia y fortaleza me ayuden a vivir plenamente el evangelio y manifestar a Cristo en cada momento de mi vida. Que mi carácter sea moldeado y mi esperanza se fortalezca en tu amor inagotable. En el precioso nombre de Jesús. Amén.”
¡Que cada desafío te acerque más a su amor y te haga más fuerte en Él!

