Amigo/a, 🧼 ¡No dejes ninguna mancha!
Seguimos avanzando en el versículo clave que estamos analizando esta semana, el cual dice: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa… (Filipenses 2:14–15),
Estos días estábamos viendo que el hecho de renunciar a esas murmuraciones, quejas y contiendas nos ayuda a ser irreprochables, y nos lleva a vivir nuestra vida cristiana de una manera mucho más sencilla y pura.
Pero hay más. De hecho, la nueva parte del pasaje que estamos desvelando hoy nos muestra que cuando dejamos esas malas actitudes a un lado, pasamos a ser hijos de Dios sin mancha.
Estamos rodeados por una generación que era ya catalogada hace 2.000 años como maligna y perversa, pero no estamos definidos por ella. Y el motivo por el que no somos manchados por ella es porque no dejamos que ese tipo de actitudes entre en nosotros.
¿Ves ahora con más claridad la importancia que tiene el renunciar a esa murmuración, queja y contiendas? Son actitudes caídas, y el mundo las utiliza constantemente, porque forman parte de las tinieblas. Son un mancha que oscurece nuestra luz, y que quiere limitar nuestro impacto en este mundo.
Es por eso que cuando nos liberamos de ellas completamente, hay un cambio profundo en nuestro ser que nos lleva a vivir en santidad y sencillez, y a brillar con fuerza, como veremos mañana.
Amigo/a, ¡libérate de cualquier resto de murmuración, queja o sentimientos de contienda que tengas en tu corazón! Son una puerta abierta a las obras de las tinieblas en tu vida.
Quiero animarte a que puedas estar muy atento a todas las cosas que hagas en este día. Pídele a Dios que te ayude a ver cualquier resto de estas actitudes, a identificarlas, y a buscar erradicarlas de lo más profundo de tu corazón. ¡Creo que, con la ayuda de Dios, vas a ser más libre que nunca!