🔬 ¿Modelo o Formula?
Amigo/a, no sé cómo es para ti, pero una de las cosas en la vida con Jesús con las que más he luchado, es tener una vida de oración apasionada y vibrante. No sé si has escuchado la famosa frase de Lutero; “Tengo tantas cosas qué hacer que debo invertir las primeras tres horas en oración”. ¿Qué te hace sentir esta frase?
Siendo sincero contigo, a mí siempre me ha hecho sentir un poco de culpabilidad y vergüenza, porque en un día promedio de mi vida lucho para tener por lo menos media hora de oración.
Pero al mismo tiempo también reconozco que hubo un tiempo en mi vida donde ni siquiera llegaba a eso, donde ni siquiera sabía cómo orar. Mi tiempo de oración se veía más como un checklist de supermercado que como una conversación íntima con alguien que amo.
Ahora déjame preguntarte, ¿cómo es tu tiempo de oración?
Sabes, estudiar el Padre Nuestro para mí hizo toda la diferencia, esa oración es como el modelo de conversación con Dios. El Padre Nuestro lo conozco desde que era niño, y es más, desde muy pequeño me lo sé de memoria. Pero siempre lo vi como una fórmula para pedir perdón, o para pedir algo a Dios, y no tanto como un modelo de conversación.
Pero mira lo que dice Jesús cuando nos presenta este modelo de oración; “Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.” (Mateo 6:7-8).
Porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan… ¡wow, esto lo cambia todo! Porque si mi Padre, o sea Dios sabe todo lo que puedo pedirle, sabe todo lo que necesito, entonces ¿cuál es el punto de la oración? ¿Qué sentido tiene una oración de checklist, cuando Dios ya lo sabe todo?
Otra frase de Lutero que me encanta y con la que más fácil me puedo identificar es la siguiente; “La oración no es para cambiar los planes de Dios, es para confiar y descansar en su soberana voluntad.”
A final de cuentas, la oración existe para ayudarnos a profundizar en nuestra relación con Dios. Nos ayuda a poner un fundamento que nos sostenga en todo momento. Es en la oración donde somos escuchados y escuchamos a aquel que nos ama mucho más de lo que podamos imaginar.
Amigo/a, ¿cómo está hoy tu vida de oración?