🏠 Mi lugar seguro y mi protector
Una de las imágenes de Dios que más me gusta, está en los salmos, es la de Dios como: un refugio. Me encanta esta imagen porque simboliza un lugar seguro donde las personas pueden resguardarse y recibir protección.
Me recuerda a una joven que, durante un entrenamiento de misiones compartió su testimonio: ella creció en una zona muy peligrosa, el único lugar seguro al que podía correr si algo pasaba era la iglesia. Para ella, más que su propia casa, la iglesia era el verdadero refugio.
Amigo/a, ¿cuál es tu refugio? ¿A dónde corres cuando necesitas resguardo y protección?
La siguiente declaración de Jesús tiene que ver completamente con esta imagen. Jesús dijo en Juan 10:7; “yo soy la puerta de las ovejas”. Ahora quizá te estás preguntando: ¿qué tiene que ver esta declaración con un refugio?
Déjame darte el contexto: en tiempos de Jesús, a las ovejas se las resguardaban de depredadores, ladrones y de otros peligros en los patios de las casas. Se delimitaban por muros de piedra con una sola entrada y esta entrada no tenía una puerta, sino que el mismo pastor permanecía en la entrada cuidando de sus ovejas. De esta forma el pastor era la puerta.
¿Ves ahora la conexión? Jesús, como el buen pastor, ha construido un refugio para ti y para mí. Un refugio donde Él se convierte en la puerta y el portero, que cuida de nosotros, nos protege y se asegura de protegernos.
¿Has experimentado esta protección? ¿Eres consciente del cuidado de Jesús en tu vida?
Hoy quiero animarte a reflexionar sobre todas las veces que Jesús ha cuidado de ti. Haz una lista y toma un tiempo consciente para agradecerle por su constante protección en tu vida, por ser tu refugio.
Oremos juntos: Señor Jesús, gracias por ser mi refugio, el lugar donde puedo correr y saber que encontraré cuidado y protección. Gracias por cuidarme día a día, gracias aun por las veces que me has protegido de algo que ni siquiera me di cuenta. Jesús, Tú eres mi lugar seguro, amén.
