Amigo/a, ¿me oyes? 📲
¿Te sientes escuchado/a? El hecho de sabernos escuchados tiene un impacto enorme en cualquiera de nuestras relaciones.
Hay una gran diferencia entre hablar con alguien que te escucha y que se interesa por ti, y tener una relación con alguien que apenas se interesa en lo que quieres decirle. De hecho, cuando no nos sentimos escuchados, eso nos afecta negativamente.
Durante los primeros casi 3 años de nuestra relación, mi por aquél entonces novia Belinda y yo vivimos en continentes diferentes, y estábamos separados por más de 8.000 kilómetros de distancia. Cada día dedicábamos más de una hora a hablar por videoconferencia, y eso nos ayudó a afirmar y a crecer en nuestra relación, aun a pesar de la distancia.
¿Sabes qué habría pasado si nos hubiésemos limitado a mandarnos solamente mensajes de texto, sin estar ni siquiera seguros de si el otro los estaba viendo o no? Que nuestra relación no hubiese podido sobrevivir. Es el hecho de tener una conversación diaria, de sabernos valorados y escuchados, lo que nos permitió fortalecer nuestra relación, hasta dar el paso de casarnos.
El pasaje que estamos estudiando esta semana dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye…” (1 Juan 5:14-15).
¿Cómo crees que cambiaría tu forma de orar si estuvieses 100% seguro de que Dios te está escuchando? Estoy convencido de que si ahora mismo tuvieses la total seguridad de que Dios está aquí y de que te escucha, eso cambiaría totalmente tu forma de orar.
Y si estuvieses convencido de que, cada vez que te acercas a Dios, Él está atento a ti, eso sin duda avivaría tu vida de oración, y fortalecería tu relación con Él.
Amigo/a, ¡la convicción de que Dios te oye aviva tu vida de oración! No dudes de ello, y verás cómo tus momentos de oración empezarán a tomar una dimensión mucho más profunda. En este día, acércate a Dios con la confianza de un hijo, de un amigo cercano, y háblale de todo corazón.