Amigo/a, ¿lo has alcanzado ya?
¿Cuál es el propósito de tu vida? Es cierto que puede ser complicado contestar a esta pregunta, ya que tenemos muchas variables interconectadas en nuestras vidas. Pero si tuvieses que pensar en ese propósito clave que es, en cierta manera, el hilo conductor del resto de propósitos en tu vida, ¿cuál crees que sería?
Ayer hablamos acerca de la importancia de tener siempre la meta en mente. Justo en el versículo anterior al que analizamos ayer, Pablo introduce otro concepto relacionado con esto, cuando dice: “No quiero decir que ya lo haya alcanzado ni que haya llegado a la perfección, sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús” (Filipenses 3:12, RVA).
Piensa en esto por un momento: Jesús te ha alcanzado. En un momento de tu vida, Él tocó tu corazón, te transformó y te dio una nueva vida. Sin duda, ese momento marcó un antes y un después en tu existencia, pero ese fue solo el comienzo.
Amigo/a, Dios tiene planes emocionantes para tu vida. Sí, Él te ha llamado, y ese llamado sobre tu vida es tan grande que son muchas las cosas que todavía tienes que alcanzar. Sus planes para ti tienen como propósito el tocar los corazones de las personas que te rodean, y ser de gran bendición para muchos. Pero para eso tienes que tener la determinación de seguir avanzando. ¿Quieres unirte a mí en este deseo de seguir adelante?
“Señor, quiero darte lo mejor de mi vida, y seguirte allí donde quieras que vaya. Ayúdame a alcanzar todo aquello que has preparado para mí, y a ser Tus manos y Tus pies aquí en la tierra. Quiero ser de bendición a muchísimas personas. ¡Gracias por Tu amor, y por todo lo que haces en mí y a través de mí! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
Es una bendición tenerte en mi vida.
