Amigo/a, lo bien hecho, bien parece...
¿Te gusta el trabajo bien hecho? ¡A mí me encanta! Siempre me ha gustado intentar dar lo mejor de mí a la hora de hacer las cosas, aun las más pequeñas.
El esfuerzo es una de las grandes virtudes del ser humano. Cuando nos esforzamos en hacer cosas y vemos el fruto de nuestro esfuerzo, es una sensación realmente agradable, que nos hace sentir más realizados, y que nos anima a seguir esforzándonos más.
Siempre me inspira cuando veo a personas que se esfuerzan por dar lo mejor de sí mismas en lo que hacen. Ese esfuerzo, al fin y al cabo, es un acto de amor hacia las otras personas, y es una forma de adorar a Dios de manera práctica.
Cuando Dios llamó a Josué, continuó diciéndole: “Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos” (Josué 1:6)
Josué tenía una misión que Dios le había encomendado, y para poder ejecutarla necesitaba esforzarse en hacer todo lo que Él le iba a mandar hacer, y ser valiente para hacerlo a pesar de los peligros, las críticas o las inseguridades.
Amigo/a, ¡tu esfuerzo y valentía son necesarios para poder cumplir con el propósito de Dios para tu vida! Él quiere usarte para bendecir al resto de personas y extender Su Reino aquí en la tierra. ¡Es tiempo de darlo todo por Él, y de salir de tu zona de confort con valentía!
Te invito a que inviertas unos minutos a pensar y a orar en voz alta con el Señor, mientras le pides que te dé discernimiento para saber qué cosas te está llamando a hacer ahora mismo, y que te ayude a dar con valentía los pasos que Él te está llamando a dar. ¡Estoy convencido de que tu vida va a ser una bendición para muchos!
Te llevo en mi corazón.